Luna.

—come, luego te contaré por qué estás aquí— observo la comida y hago un gesto dejando claro que me da asco todo lo que estoy viendo y victus con todas sus fuerzas me lleva una manzana, le sonrió y le brillan los ojos y sus cachetes se vuelven rojos algo avergonzado.

Todos comen porciones grandes y mis abuelos no dejan de demostrar que son lobos, comen y comen sin parar. Observo a kamelia y es de las que comen de los gusanos preparados en un jugo algo baboso y me ofrece

—Ni loca, ni siendo lo último que exista para comer, comería algo así, lo siento—

—¡mmm! Tú te lo pierdes— cuando vi como lo engulló sin ningún problema sentí mis tripas encogerse y las ganas de vomitar no las pude aguantar, tapé la boca y corrí fuera de la mesa y vomité hasta sentir que o quedaba nada en mi estómago. Por buena suerte mi abuela sostuvo mi cabello y acarició mi espalda

—¿te sientes mejor?—

—Creo que sí, he visto peores cosas de ahí, no entiendo por qué esto me sentó tan mal.--

Cuando volví a sentarme,
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