EROS.

Hace muchos siglos, existió un alfa llamado Eros. El mundo de los humanos no existía para ellos y no era importante. En aquellos días la Diosa Luna hablaba con los lobos en cualquier lugar y a cualquier hora. Los lobos y toda criatura tenían acceso al templo de las Ninfas. Los portales se usaban para todo hasta para la caza en tierras ajenas o lejanas, pero aquel alfa no se sentía conforme con su poder. Sentía que no era suficiente porque su grandeza era mucha y su poder según él muy poco, y los lobos pocas veces necesitaban de él, pues las facilidades que la Diosa les había dado hacían de EROS un simple lobo de la cual rara vez necesitaban ayuda y no lo alababan como él quería.

Estaba acostumbrado a obtener lo que quería y le pidió algo a la Diosa Luna, la cual ella se negó porque ella ya había visto su corazón y las atrocidades que podía cometer con tal poder.

Aquella decisión de la Diosa Luna lo hizo enfurecer a tal grado que robó las cuatro piedras del templo de las Ninfas, ya qu
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