Fruncí el ceño. No estaba segura de qué tendría que ver esto conmigo. En la mayoría de los casos, mis tareas consistían en papeleo o en consultar a los guerreros para obtener informes de situación. El aporte de la negociación estaba definitivamente por encima de los requisitos de mi trabajo actual.
La conversación con mis padres no había acabado siendo una gran conversación. No había mucho que pudieran hacer cuando el Alfa lo ordenaba personalmente. Sin embargo, mi padre me lanzó una mirada de preocupación, la cual yo correspondí con un gesto de ánimo. A mí tampoco me gustaba, pero me había di
"Escúchenme", recalqué a través de mi mandíbula apretada por centésima vez ese día. "Está claro que estás recibiendo un buen trato. Por asociarse con nuestra manada, más los beneficios comerciales añadidos, su economía obviamente va a obtener el mayor valor de esto". "¿Dime otra vez por qué ella es
Lo agarré del brazo y empecé a alejarlo del edificio principal para que los demás no nos vieran. Pero después de caminar durante uno o dos minutos, Aleric finalmente se apartó y nos hizo parar. "No entiendo por qué estás tan enfadada", argumentó él. "Intenté que te encargaras tú misma, pero no te i
"¿Qué quieren?", les gritó Aleric. O no lo oyeron, o no tenían ganas de contestarle porque se nos acercaron lentamente sin dudar. Era claro cuáles eran sus intenciones. "¿Aleric?", lo llamé con nerviosismo. "¿Qué les sucede?".Podía ver desde donde estaba que algo raro estaba sucediendo. Algo mal
Cayó al suelo y me abalancé de inmediato sobre él, pues no quería perder la oportunidad de acabarlo. Pero mientras lo golpeaba, me di cuenta que no tenía éxito. Ni se quedaba quieto ni se desmayaba. ...Pero entonces lo vi. Su mano se movió hacia algo a su lado, y por un breve segundo, juré que vi
"Oh, espera, espera, espera", le indiqué rápidamente para detenerlo. "Despacio. Voy a ayudarte a tumbarte". Bajé a Aleric al suelo con tanta delicadeza como pude hasta que finalmente quedó tumbado. "Aria...", murmuró mientras su mano se dirigía hacia la herida. "No la toques", le ordené, aunque n
Me senté junto a la cama de Aleric en el hospital de Espada Dorada. Había estado esperando unas horas para que se despertara. Para mi alivio, los médicos dijeron que se recuperaría completamente a pesar de todo lo que había pasado. Lograron quitarle con éxito el cuchillo y cerrar la herida hasta qu