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–¡Tía Lydia! –exclama Danielle indignada

Vaya, la fotografía que me ha mostrado Cole de su madre no le hace justicia, es realmente hermosa, aunque, parece algo cansada.

–Por favor, vuelvan a sus deberes –pide Cole con amabilidad –Los que no tienen nada que hacer aquí, por favor, vayan a casa, ah y Michelle, ve a que te revisen ¿vale? –la joven criada asiente y nos dedica una pequeña reverencia a los dos antes de marcharse con los demás empleados

La casa es grande, pero no para tanto, no entiendo porque hay tantos criados.

–Ven conmigo –me susurra Cole guiándome hacia su madre, quien nos observa con una bonita sonrisa –Mamá, quiero que conozcas a mi compañera –dice con emoción –Creo que papá te escuchó después de todo –

–Pero, Cole…–chilla Danielle al tiempo que da un fuerte pisotón

–Danielle, ¿puedes venir, por favor? –

Y ahí está la responsable de todo, Casandra Rue.

Está en el descanso mayor que lleva al segundo piso, diosa, si las miradas pudiesen matar, yo ya estaría