Los siguientes días fueron tranquilos dando paso al gran día, el cual prometía ser muy ajetreado, porque todos debían esperar a que los gemelos se fueran para comenzar a decorar el lugar.

El día comenzó con una suave melodía proveniente de alarma en la habitación de Emma, la cual apago rápidamente para levantarse, cambiar su pijama e ir a la cocina.

Emma decidió que sus hijos comenzarían su cumpleaños con un desayuno especial, lo cual era una linda tradición que le hacia su mamá, al cual llamaba un desayuno “mágico”, aunque claro ella debía modificarlo porque una torre de panqueques con extra miel y jalea no era el mejor desayuno para sus cachorritos.

Para esa ocasión especial le habia pedido al cocinero de la casa de forma anticipada todos los ingredientes que necesitaría.

- Buenos días – le saludó Emma mientras ingresaba a la cocina y se colocaba un mandil.

- Buenos días majestad, mire aquí están todos los ingredientes que me pidió – le dijo el cocinero señalando que habia dejado en