LXI. Tiempo

Aparté la mirada del cielo bruscamente. Me levanté y me pegué al muro como rayo, asomando un poco la cabeza para ver lo que Wendy veía.

Tardé unos segundos en verlo, pero ahí estaba. Un camión de remolque, enorme. Apenas podía verse la parte frontal, donde se encontraba el conductor. Entrecerré mis ojos y me concentré en el inferior de una de sus puertas laterales. Una franja roja, no muy ancha, desgastada y sucia, que cualquiera confundiría con una pegatina corriente.

—Debemos acercarnos más. Vamos, allá.— Jasmine señaló una furgoneta estacionada y vacía, una decena de metros antes del camión.

De pronto, no encontré la fuerza para hacer que mi cuerpo se moviera. Aún segu&i

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