CAPITULO 44

Ella estaba recostada en un sofá largo de la sala dentro de la habitación matrimonial de ambos, Darién terminaba de limpiar y vendar cuidadosamente la pierna derecha de su esposa.

Cuando llaman a la habitación.

— Su majestad, ya hemos traído la comida que pidió. — Decía el mayordomo Roberto.

Darién finalmente terminó y bajo de nuevo la falda de la bata larga negra de Imery quien se había mantenido todo ese tiempo en silencio bastante avergonzada ante tales cuidados.

— Pasen.

Dicho eso por el joven Rey, la comida fue servida cuidadosamente para Imery quien tenía bastante hambre y sin vergüenza alguna comenzó a comer y degustar cada platillo apenas el mayordomo y las sirvientas se retiraron para esperar fuera hasta que la "Reina" terminé.

Por supuesto toda la servidumbre presente estaba emocionada por qué el Rey parecía temerle muchísimo amor a su Reina y eso era una buena señal, esperaban pronto tener un príncipe heredero o princesa en Esrud.

Lo cierto es que ni la