CAPITULO 104

— Sígueme, te llevaré a ese lugar. — Dijo finalmente Darién comenzando a caminar y su esposa Imery Klou le siguió alegremente.

Ella observaba con atención todo a su alrededor, los hermosos árboles y aves coloridas en ellos cantando, el bello cielo azul con algunas nubes blancas paseándose en él, las flores silvestres del camino que era de tierra, conforme más avanzaban más se escuchaba el sonido de la fuerte corriente del río y el aire se volvía más puro así como el viento soplaba con más intensidad gracias a la ayuda de los árboles a lo largo de las orillas del río.

Cuando finalmente bajaron una colina de unos tres metros de altura que había antes de llegar al lugar deseado, se encontraron en la parte plana antes de llegar al río, podían observarlo frente a ellos, toda esa parte plana estaba compuesta de piedras pequeñas, medianas y una que otra de un tamaño superior a ochenta centímetros de altura, Imery Klou caminaba con cuidado por el amplio sendero de piedras.

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