Cuando César le dijo que irían a una casa en la playa, realmente no pensó que sería literalmente sobre la playa a muy pocos metros del mar bravo que podría tragársela, solo que la infraestructura moderna estaba a unos metros de altura por encima de la arena, sobre unos fuertes hierros que la cernían en lo alto.No solo era fabulosa por fuera, por dentro era aún más manífica, tenía una gran sala de estar con sillones mullidos, hermosas plantas exóticas por doquier y una luz tenue y cálida que devoraba el lugar, la verdadera protagonista era la luz de la luna llena que ingresaba por el ventanal que daba directo hacia el mar oscuro y que ocupaba casi toda la pared. -Wow…- No pudo evitar decir cuando contempló las olas nocturnas chocar debajo de la casa. Celeste se sentía en medio del océano y deseó haber estado allí con su familia. -¿Increíble no?- dijo el hombre, acercándose a la barra de bebidas- El diseñador es francés, vino desde allí solo para diseñar una única copia, mi casa es
Thomas corrió hacia el estacionamiento del edificio de Bruno y apretó la alarma del llavero haciendo sonar el coche. Corrió el último tramo con el corazón en la garganta y se metió en el asiento del piloto. No esperaba que su pecho se presionara contra sus costillas en lo que parecía el inicio de un ataque de ánico. Su estómago se revolvió y sus manos se congelaron sin poder acercarse al volante, como si este estuviera ardiendo en llamas. Estaba petrificado en su lugar, sintiendo que sus oídos zumbaban, solo podía escuchar el ruido de un coche estrellándose, los gritos de la gente, el llanto y la desesperación en sus voces. Sintió que los recuerdos que había intentado borrar lo abrumaban y comenzó a hiperventilar con fuerza mientras el sudor bajaba por su frente. Observó cómo el volante se distorsionaba y parecía burlarse de su debilidad. “Era un maldito cobarde.” Le decía la voz cruel de su mente. Apretó con fuerza la manbíbula mientras sus manos temblaban de terror. Nunca pensó
Thomas no se resistió cuando los oficiales lo esposaron con las manos hacia atrás, no luego de que Celeste le dijera “Te odio” con tanto ímpetu. “¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!” La voz rota de su ángel se repetía en su cabeza como un eco de la cruel realidad. Antes de que los oficiales se lo llevaran fuera de la casa de su enemigo, el CEO giró con desespero su rostro hacia su amada una última vez, con la esperanza de que aún quedara alguna pizca de amor. Pero ella no lo miró, tenía sus hermosos zafiros mirando hacia el suelo mientras Bruno la abrazaba preocupado. El joven lo observó con lástima, pero no se atrevió a decirle nada y continuó consolando a su amada. Así, Thomas se resignó y se dejó arrastrar hasta la patrulla. Celeste lo odiaba y su corazón estalló en mil pesados, convirtiéndose en polvo de lo que alguna vez fue. — Bruno trató de calmar a Celeste que no dejaba de llorar desconsolada contra su pecho. -¡Por allí!- Le gritó a los paramédicos que entraron corriendo a la
-De Anchorena- exclamó el guardia de seguridad golpeando con su bate los barrotes. Desganado, el nombrado levantó la vista.-Sal- ordenó mientras abría las rejas. Thomas obedeció y extendió sus brazos hacia adelante con las muñecas juntas, esperando a que el guardia le colocara las esposas para poder salir de su celda. -Tan solo sal- dijo con impaciencia- Pagaron tu fianza, eres libre. -¿Eh?- exclamó incrédulo- Yo no pedí eso, rechacé al abogado- protestó retrocediendo. El guardia de seguridad lo observó con una ceja enarcada. ¿Le habían pagado su fianza y se negaba a salir de ese maldito agujero maloliente?- Ya sal de una maldita vez, me estás colmando la paciencia- Ordenó. No tuvo más opción que obedecer y salió. El preso caminó junto al guardia en completo silencio mientras cruzaban un largo pasillo hasta un cuarto donde se encontró cara a cara con la persona que menos hubiese deseado ver- Padre…- exclamó sin emoción. -No te veo muy agradecido por haberte pagado tu costos
“A dos meses del escándalo, las acciones de De Anchorena han caído en picada. Con el CEO de la sucursal de Argentina tras las rejas, el CEO César Cáceres de CC Motors se proclama como el número 1 de los empresarios más ricos del país. A continuación tenemos su historia de superación, luego del ataque sufrido en su casa por parte de su colega” Celeste tomó el control remoto de las manos de su padre y apagó la televisión-Papá, ya te dije que no mires esas cosas- exclamó acercándole a su padre una taza de té. Desde que había salido de la cárcel, el hombre estaba viviendo junto a su hija en su pequeño departamento. Por el momento, hasta que pudieran conseguir un lugar más grande, la rubia había insistido en que su padre durmiera en su cama y ella en el sillón. Aunque el hombre negó en un principio, Celeste no dio el brazo a torcer. Su padre ya había dormido muchos años sobre una cama vieja, dura y roída, ahora merecía descansar como un rey. -Solo quería enterarme un poco de cómo está e
El tiempo pareció curar todas las heridas abiertas. Su padre poco a poco comenzó a acostumbrarse a su vida de hombre libre, la expresión triste de pájaro encerrado cambió por un rostro más iluminado y con mucho por vivir. El tratamiento experimental de Tati funcionó y ya no dependía tan seguido del inhalador, hasta había comenzado a hacer deporte. Sus amigos eran la pareja del año, a veces, Celeste los encontraba diciéndose cosas lindas, cuánto se amaban, palabras que Krystal jamás admitiría en voz alta. Todo marchaba bien, hasta había vuelto a bailar, el escenario la extrañaba y ella también a él. Entonces ¿Por qué se sentía tan vacía? Mientras danzaba sobre el escenario, con sus telas blancas acariciando su piel desnuda, sus alas abiertas extendiéndose en su espalda y el toque frío del collar que Thomas le había obsequiado en su pecho, Celeste se sentía viva otra vez. La música cesó y las luces se apagaron cuando vio como un hombre se acercaba a ella tímidamente- Hola…- murmuró e
-Quisiera invitarle otra copa, señorita- exclamó un joven apuesto que había estado coqueteándo con Celetes toda la noche.-Tal vez podríamos cenar y que me cuentes más de tí. -Gracias por la copa, pero en este momento no estoy buscando nada- respondió apenada- Lo siento. El muchacho parecía amable, había estado observándola tímidamente toda la noche, había halagado su show y hasta se había interesado por ella de forma genuina, respetando su espacio como todo un caballero. Pero aún así, aunque podía ser su tipo de hombre, la joven no sentía nada en su corazón, ni una chispa de emoción. No podía evitar pensar en Thomas, como si de alguna forma lo estuviera traicionando. -¿Hay alguien más ocupando ese corazón?- -Lo es…- respondió con las mejillas rosadas- Lo siento… -No te preocupes, linda- respondió sonriente- Dile a ese hombre que es un afortunado y más le vale que te cuide- respondió seriamente. -Se lo diré- sonrió de forma melancólica, dejando la mesa del sujeto, envidiando inte
-No, no y no- exclamó Danny, cruzándose de brazos. -No te estoy pidiendo permiso Danny- respondió Celeste- Si no quieres participar no voy a enojarme. Pero yo voy a hacerlo de todas formas. -Lo que Danny quiere decir es que es muy peligroso Cele, no sabemos lo que ese hombre podría hacerte si descubre que quieres robarle algo su caja fuerte- exclamó Krystal, estando esta vez de acuerdo con el hombre. -Lo sé, sé que es peligroso, sé que corro un gran riesgo. Pero Thomas está en la cárcel por un crimen que no cometió, no quiero que viva encerrado igual que mi padre- exclamó con los ojos llenos de lágrimas. Krystal y Danny se miraron entre ellos- No podemos dejarla sola- murmuró la mujer. -No va a estar sola, yo voy a ir con ella- exclamó Bruno, posando su mano en el hombro de la joven- No voy a dejar que nada le pase- -Lo siento muchacho, se que realmente dices la verdad, pero aún así tu solo no creo que sea suficiente- exclamó Danny- Está bien- suspiró derrotado- Vamos a seguir tu