De un salto me levanté de la cama y salí corriendo hacia el sonido del grito que me llevó hasta lo que creo que es la habitación de Harry. La puerta estaba cerrada, pero no dudé en abrirla, por el grito parecía que había pasado algo grave. Giré la manilla y entré.

- ¿Qué pasó? Te escuché gritar

Él estaba parado en el borde de la cama llevando solo la parte de abajo del pijama. Su cara estaba muy roja y la vena del cuello parecía que se le iba a explotar en cualquier momento.

Parpadea un par de veces, lucía desaliñado, por primera vez estaba viendo su cabello alborotado, sin peinar de forma tan meticulosa como siempre está.

Lo que más me alarmó fue que lucía demasiado vulnerable, esa no es una de las características por las que se conoce a Harry Gilbert.

- Esto es demasiado vergonzoso, tuve una pesadilla

- Tuvo que haber sido muy mala para que te pusiera de esa forma, estás demasiado alterado

- Es que, siempre es la misma y no hay forma de que pueda hacerla parar

- Estás jadeando