Capítulo 10

Su hombría la estiró por dentro, rozando con fuerza cada centímetro de su tierna carne. Las lágrimas brotaron del rabillo de los ojos de Rouss, su mente casi en blanco por el placer. Casi... Ella casi, casi llegaba…

Una tirantez familiar se retorció en su interior e

hizo que los dedos de sus pies se curvaran. La ola

se elevó más y más, acercándose a su cresta.

Pero el sentimiento quedó suspendido sin moverse cuando Fabián de repente dejó de moverse.

"No…" protestó Rouss, medio ebria de placer y

frustración por haber sido negada. Su cuerpo se

retorció en la cama, buscando desesperadamente las sensaciones que la llevaran a donde quería.

"Sigue..."

Los ojos de Fabián vieron la vista de ella con avidez.

Sostuvo a Rouss con más fuerza, luchando contra

el impulso de embestirla. Sus manos fueron a sus

pechos y los amasó, sabiendo que el placer que le

estaba dando estaba lejos de ser suficiente.

"Súplicame", dijo él, con la boca en sus oídos.

"Por favor..." Rouss movió la cabeza y lo besó

salvajemente, rogándole sin palabras que la dejara correrse, Se estaba ahogando en el deseo, su mente enfocada únicamente en saciarla.

Su dulce súplica hizo que la mirada de Fabián se

oscureciera. Incapaz de resistirla por más tiempo, le abrió las piernas y volvió a entrar, moviéndose implacablemente dentro y fuera de su centro.

"¡Ah!" Sonidos rotos de placer salieron de los labios de Rouss.

Los sonidos de su acto amoroso llenaron toda la habitación, resonando en el espacio hasta que el

amanecer amaneció en el horizonte.

Se quedaron dormidos en el camarote si levantar ningún músculo después de una noche llena de éxtasis y pasión su primera vez para Rouss llevada por el alcohol no sintió dolor ninguna otra cosa que no fuera el placer de ser su mujer.

Se despertaron la cama estaba hecha un lío había una gran mancha roja en la sabana blanca que Rouss tímida se hizo la dormida, mientras Fabián no podía salir de su asombro su esposa le entregó a él su primera vez.

Amaneció Levanto la sábana y veo mi cuerpo desnudo debajo de ella y me sonrojo recordando lo que pasó anoche.

Anoche Fabián me hizo suya, me entregué por completo a él y es lo más hermoso que he hecho, sin duda fue algo mágico para mi.

Enseguida Fabián salió a la ducha se baño y salió vestido en busca de unas nuevas sábanas para su cama.

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