MILDRED"Olvida cualquier discusión que tuvimos anoche, estaba borracha y no sabía lo que te decía"."Pero sé que estás realmente herida, y sinceramente intento ayudarte"."Eso no te da ningún derecho a decirle a la mujer lo que te dije, y ella no tiene derecho a regañarme ni a decirme lo que está mal o bien para mí"."Lo siento, princesa. Solo estaba preocupado".Hice una pausa una vez que dijo que lo sentía. Esto es algo que Morfeo nunca me ha dicho. Tal vez estaban en lo correcto, y él solo era problemas para mí."¿Me darás la oportunidad de compensarlo?". La voz de Gregor me devolvió a la realidad.Me quedé mirándolo un rato. Me sentía indecisa. Gregor parecía un hombre dispuesto a consentirme, pero yo seguía teniendo problemas de confianza y no podía confiar en él. Juntó las palmas de las manos e hizo una súplica. Suspiré porque, aunque quisiera rechazar su oferta, estaba siendo tan tierno."¿Qué planeas para hoy?", le pregunté."Primero, comeremos un delicioso desayuno,
MORFEO"Morfeo", llamó mi madre.Mi madre estaba resplandeciendo, rodeada de una luz brillante que me dificultaba verla. Me tendió una mano, pero cuando estiré el brazo para agarrarla, no pude. Era como si fuera producto de mi imaginación."Es hora de que dejes de castigarte", dijo, y su voz sonó como muchos ecos. "Tienes lo que siempre quise para ti. Sabes que siempre he querido que seas feliz"."¿Cómo puedo ser feliz después de todo lo que hice?", pregunté."Tu salvación y tu tiempo están aquí, y tu felicidad está en juego".Mis cejas se arrugaron confundidas. "¿De qué estás hablando?". ¿De qué estaba hablando, del tiempo y de la salvación?Mi madre se acercó y se inclinó para que nuestras caras estuvieran más cerca. Me acarició la mejilla con el pulgar. Sus ojos estaban llenos de amor y compasión."Eres mi niño y quiero que seas feliz. El mal se avecina, pero es la forma en la que manejes tu felicidad la que lo evitará. Esta vez debes demostrar que eres digno. A nadie más qu
"¿Qué pasa? ¿Estás bien?", preguntó."No... sí. Estoy bien. Me ha parecido escuchar a alguien aquí fuera".Gregor me miró durante un momento. "Mildred, sabes que es peligroso entrar ahí sola, ¿verdad?"."Solo estaba echando un vistazo"."Ven aquí", dijo Gregor, estrechándome entre sus brazos. Nos quedamos allí un rato, y él se apartó. Me sujetó por los hombros y me miró a los ojos. "Creéme, entiendo cómo te sientes. Siempre es difícil dejar ir a alguien por quien has desarrollado sentimientos, pero no tienes por qué agobiarte por ello. Si le importas de verdad, volverá por ti. Pero espero que no lo haga hasta que me haya ganado tu corazón por completo", dijo con una sonrisa arrogante.Me arrancó una sonrisa. "Aléjate de mí". Le di una palmada suave en la mano y los dos nos reímos."Regresemos a la ceremonia, ¿de acuerdo?".Asentí, me agarró la mano y nos alejamos. Volví a mirar hacia los árboles para averiguar si todavía había alguien allí, pero no vi a nadie. Morfeo se había id
MILDREDLa noche se estaba poniendo interesante, y yo me estaba emborrachando. Los caballeros que nos rodeaban a Gregor y a mí eran hombres finos, y hablaban de comercio y negocios. Me encanta escuchar sobre cualquier cosa que no sea de la realeza y de cómo se supone que debo ser una mujer, así que disfruté de su conversación y contribuí con los pocos conocimientos que tenía de los libros que he leído. La música en la sala era animada y la gente bailaba, pero yo disfrutaba más de la compañía de los hombres que del baile.Percibí con el rabillo del ojo que alguien entraba en la sala y miré hacia la entrada. Vi a un hombre fornido que se abría paso hacia la sala, con aspecto de estar buscando a alguien. Me resultaba familiar, con la misma altura y complexión que Morfeo, pero este hombre estaba limpio y afeitado, y su largo pelo estaba trenzado maravillosamente. Llevaba un chaleco oscuro, pantalones oscuros, medias marrones y un largo abrigo de piel oscura. Sacudí la cabeza. No, no pued
"¿Qué quieres?", Gregor exigió. La habitación se quedó en silencio, y todo el mundo observaba cómo se desarrollaba el drama."¡Mío!". Gruñó Morfeo, y su voz ni siquiera parecía la de un hombre."¿Qué es tuyo? ¿De qué estás hablando? ¡Lárgate de aquí!"."¡Mío!". Morfeo volvió a decirlo."Tu... espera, ¿tú eres Morfeo?". Gregor por fin entendió. Se giró hacia mí. "¿Es Morfeo?". Asentí lentamente. "¿Qué?".Gregor se volvió de nuevo hacia Morfeo. No sabía lo que estaba a punto de decir o hacer, pero supe por la mirada de Morfeo que no se lo iba a tomar a la ligera. Ya tenía los puños cerrados y sus orbes estaban más oscuros que de costumbre. ¿Eso ocurre cada vez que alguien se enfada? ¿O solo le pasa a Morfeo? Rápidamente jalé los brazos de Gregor."Yo me encargaré de él", susurré."No, no lo harás. Parece como si estuviera poseído por algo, ¿no lo ves?", susurró Gregor."Gregor, sé que me estás cuidando, y te lo agradezco mucho, pero no le tengo miedo a Morfeo, es mucho más suave
Después de un momento, me agarró las manos y me sujetó, de modo que yo solo me retorcía en su agarre. Ya no podía contener las lágrimas, así que las dejé caer."Estás molesta, princesa"."¡Claro que lo estoy, y no deberías haber vuelto!", le grité.Por primera vez desde que lo conocí, vi algo parecido a sorpresa en sus ojos. Me soltó suavemente las manos, pero no dijo nada."Estaba siguiendo adelante con mi vida y siendo feliz, pero ahora vuelves a agitarme. Sigues abandonándome"."Eso es porque intento protegerte, princesa"."¿Abandonándome? ¿Quién protege a alguien dejándolo solo? ¿De quién me proteges?"."De mí mismo", soltó, incluso antes de que yo terminara mis preguntas. Me detuve y lo miré confundida. "Te protejo de mí. Soy un monstruo y no deberías estar cerca de mí"."¿Entonces por qué estás aquí?", pregunté con calma, limpiándome las mejillas."Para protegerte. Tengo que protegerte de mí mismo, pero también tengo que protegerte de cualquier otra persona"."No hace f
MORFEOSe me revolvían tantos pensamientos en la cabeza que no sabía qué hacer. En el fondo, tenía miedo de perderla, pero perderla era exactamente lo que necesitaba para mantenerla a salvo. Si se enteraba de mi implicación en la muerte de su hermano, me odiaría para siempre y se culparía a sí misma por conocerme y confiar en mí. Además, quería alejarme de ella antes de ceder a mis impulsos más oscuros. Se estaba volviendo difícil estar con ella y no tocarla como yo quería.Soy un hombre muy malvado, y sabía que era cuestión de tiempo que cediera a la tentación de acostarme con ella, aun sabiendo que después me odiaría. He visto la forma en que me mira, y sé que su frágil corazón late por mí. Esta noche, lo demostró todo. Ella podría haberme rechazado y dejar que todos esos hombres me golpearan, pero eligió irse conmigo. Sus frustraciones solo mostraron su corazón. No necesitó decir una palabra para que yo supiera que su corazón me estaba llamando. Mi corazón también la llamaba, pero
LAIKA Me desperté por el ruido que había en el exterior. La gente corría, empujando las cosas a su paso. Gritos, chillidos y llantos de niños llenaban el aire. Me levanté del suelo, confusa, y me dolía todo el cuerpo como si me hubieran atravesado con alfileres. Esto se debía a la tortura que mi pareja, el Alfa Khalid, me había infligido antes. Me había azotado por negarme a complacerlo. Lloré hasta quedarme dormida en el frío suelo. Salí de la habitación y vi a gente corriendo en diferentes direcciones, y el Alfa Khalid no estaba por ninguna parte. Estaba muy desorientada y a nadie le importaba decirme qué estaba pasando. De todos modos, todos me odiaban. Pero cuando presté más atención, oí lo que decían."¡Los Titanes están aquí!". Mi corazón se hundió en mi abdomen. La manada Titán era la más temida en todo el reino de los lobos. Eran licántropos y poderosos guerreros, superdotados en todos los sentidos y muy brutales. Solían asaltar otras manadas y tomar esclavos para ellos