La doctora Belmonte no solamente saludó a la enfermera si no también a los demás que se encontraban ahí, ella traía su rubia melena atada en una moña y usaba un vestido que le llegaba a las rodillas junto con unas sandalias de plataforma.

_ El doctor Belmonte ya autorizó a que se le proporcione todo lo necesario y pidió que una vez que terminé la cirugía vaya a darle los resultados de la misma.

_ Perfecto, muchas gracias Anna _ ella sonrió _ ¿No quieres acompañarme en la cirugía? Estoy segura que darás la talla.

_ Le agradezco la oportunidad pero tengo que ayudarle al antiguo director a acoplarse a su nuevo puesto, quizás en una próxima ocasión _ ella se iba a detener pero se detuvo _ muchas felicidades doctora Belmonte, sabía que usted estaba destinada a ser algo más que la de archivos.

Anna se fue y una vez que ya no se miró fue que la doctora Belmonte le prestó toda su atención a las familias más poderosas de Toronto.

_ No se preocupen demasiado, el riesgo con esta operación es mín