Emily Hanson
Días atrás..."Día del desfile."
Salimos del edificio, algo en mi interior hace revolución. La mirada de Alexandra hacia Sebastian, y viceversa, me hizo sentir incomoda, como si sobrara entre ellos dos.
"Tranquila, Emily."
— ¿Es una cita real o me has traído para demostrarle algo a Dorian? —él se queda en silencio un momento, y luego arruga su ceño.
—No tengo que demostrarle nada a Dorian, solo he venido porque…—entonces sus palabras no llegan.
— ¿Por qué Sebastian? —se acerca a mí, clavo mi mirada en sus ojos azules, a pesar de mi inexperiencia en relaciones, es lógico su reacción, me atrevo a decirlo en voz alta. —Te gusta Dorian. ¿Verdad? —ruego dentro de mí para que diga que no, que no le atrae nada, pero no habla, sus palabras siguen ausentes, luego&
Alexandra Dorian No había podido conseguir que me cambiaran el asiento, aun teniendo influencias, pero el estar en el mismo avión, ya es algo ganado; Desde mi lugar puedo ver la cabeza de Sebastian, está en la fila de en medio, en el asiento del pasillo, él gira su rostro disimuladamente y me sonríe, me muerdo el labio y luego le guiño el ojo, regresa su mirada hacia el frente. Entonces viene la culpa. Cierro los ojos, niego en caer de nuevo en eso. El rostro de Emily al verme desnuda, algo me había invadido al verla de pie ahí, esperando encontrarse con Sebastian, ¿Y si no hubiese estado ahí? ¿Ellos hubieran tenido algo? El ardor en el centro de mi estómago crece como nunca el solo imaginar que la nerd de la clase, esté con él, el verlos en aquella cafetería, me había vuelto una Alexandra que no conocía. Después de horas, le mando un texto a Sebastian, le mando a decir que lo espero
Sebastian Goldberg (Aquí termina el pasado de Sebastian Goldberg) "Años atrás" Henry está recargado en la puerta del auto, al verme me abraza con emoción, me lo contagia, al separarse pasa su mano por mi cabeza para desarreglar mi cabello. — ¿Qué tal el viaje? Disculpa por no llegar antes, hay mucho tráfico. —Henry abre la cajuela y yo lanzo mi maleta al interior del auto. —No te preocupes, has llegado. —me subo en el asiento del copiloto. Henry se mete al tráfico, pone música que a ambos nos gusta, Imagine Dragons, Believer. Hacemos el coro entre los dos, al terminar la canción, le baja. —Dime, ¿Cómo has estado? —pregunta mi hermano sin dejar la mirada en la carretera. —Bien, cerré los exámenes satisfactoriamente. —Ya te quedan uno
Días después del atentado de Alexandra Dorian contra Molly Marshall, en la segunda temporada. Sebastian Goldberg — ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —pregunto a Pharell, él tiene la mirada perdida en algún punto del suelo, su cuerpo se tensa al escuchar mi pregunta, levanta su rostro y asiente con la mirada cristalina. —No puedo permitir que su locura llegue a más gente, ¿Qué hubiese pasado de haber cumplido su plan? Ella…—se le quiebra la voz. —…ella necesita ayuda, dentro de la cárcel no la va a encontrar. —Es tu hija, es tu decisión, pero no por ella no pienso perder a mi pequeña. Pharell se levanta, pone su mano en mi hombro. —No la vas a perder, yo me voy a asegurar que ella se quede contigo. Mi corazón se agita con fuerza. &n
Sebastian Goldberg Me pierdo por un momento en la mirada Emily, suelto un breve suspiro, doy un sorbo a mi bebida y al terminar me recargo en el respaldo de mi silla, ella baja la mirada a su plato y da un mordisco a su muffin. — ¿Qué piensas? —pregunta al terminar de comer. Me cruzo de brazos y ladeo mi rostro. —En que nunca pensé que podría volver a verte. —Ella se tensa y eso me intriga, baja la mirada a su bebida, se queda pensativa. — ¿Qué piensas, Emily? —ella regresa la mirada hacia a mí. —Nunca creí que podría volver a verte, Goldberg. Arrugo mi nariz y niego. —Dime Sebastian, siento que hay un poco de ironía en la forma que lo pronuncias. —Solo un poco—hace el gesto con sus dedos, me guiña el ojo y sonríe.
Sebastian Goldberg Una semana después, New York. — ¿Necesitas algo antes de marcharme? —le pregunto a Molly. Ella sonríe y niega. —Anda, ve a ver a Evelyn, tienes que traerla pronto. —me dice cuando toma lugar en el sillón de su sala. —Por cierto, ¿Has hablado con Henry? —arrugo mi ceño. —Sí, estará en el departamento conmigo, —detengo mis palabras por un momento. — ¿No se habían arreglado ya? —ella pone su cara de seria. —Necesitamos hablar más. — ¿Qué? ¿De qué tienen que hablar? Ambos estuvieron a punto de pasar a mejor vida, ¿Y todavía no solucionan sus problemas? —ella se recarga con cuidado en el respaldo del sillón. —Queremos darnos el tiempo para sanar, Sebastian. Esto no es fácil. —Ustedes
Sebastian Goldberg Mi corazón se llenó de emoción y felicidad, había ganado la custodia completa de Evelyn, Pharell estaba conmocionado al ver nuestro encuentro. Me separé de la pequeña y me miré en sus ojos azules. —Te voy a recompensar todo el tiempo que no estuvimos juntos—ella sonríe, sé qué quizás no entiende. Se acercó Pharell, acaricia la cabeza de Evelyn. —La puedo llevar conmigo, mientras adaptas un lugar para ella, te organizaré todo mañana, sus cosas y ropas, —Levanto la mirada a Pharell y asiento, era lo más cuerdo. —Claro—bajo la mirada a Evelyn, esta entretenida con mi corbata. —Te vas a ir con tu abuelo, ¿Sí? —sus ojos azules me encuentran y asiente, mira a su abuelo y este le dice que tienen que irse por sus cosas. Le abrazo a mí, beso su cabeza y le digo que la amo. Pharell acepta la pequeña mano
Sebastian Goldberg Pharell está siendo revisado por su doctor de cabecera, tengo en brazos a Evelyn, me muevo de un lado a otro lentamente, en forma de arrullo, tiene su pequeña mejilla recargada en mi hombro, miro a Vivian que se sigue limpiando las lágrimas discretamente, salgo de la sala y pienso en Alexandra por un momento, fue impactante verla en ese estado, realmente está mal. — ¿Sebastian? —escucho un murmuro cerca de mí, me vuelvo hacia Vivian.—Gracias por haber llegado, no puedo imaginar que podría haber pasado si Alexandra hubiese hecho algo a su hija... —Alexandra no lastimaría a su propia hija...—por un momento dudo de mis propias palabras, ella tenía asustada a Evelyn.— ¿Cómo está Pharell? —ella me mira y suelta un suspiro. —Esta con la presión alta, pero es porque nunca había visto a su hija así
Sebastian Goldberg Ajusto mi gabardina mientras espero a Emily afuera del hospital dónde hace guardia, hace frío, hecho aire caliente contra mis palmas para darles un poco de calor. Veo pasar a la gente que entra y sale a urgencias. Al ver ese mensaje me había dado una idea, una parte de mí, me ha impulsado a venir a verla. Repito lo mismo con mis manos, cuando levanto mi mirada, viene saliendo Emily. No sabía que estaría aquí de pie afuera del hospital donde trabaja, había buscado contactos e investigado la hora a la que saldría de su guardia. Ella está distraída con su bolso, sale, luego camina hacia el estacionamiento. —Emily…—ella pega un brinco al escucharme, se gira hacia a mí con su rostro mostrando total sorpresa. —Sebastian, —mira alrededor, para luego mirarme finalmente. — ¿Qué haces aquí? —nos acercamos al mismo tiempo hasta quedar f