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Mientras Sebastián se mantenía acompañando a Juliana, Mika estaba en casa, de mal genio. Unas horas antes la madre de Ana la había llamado pidiendo perdón. Le dijo que el padrastro había fallecido y que la necesitaba a su lado.

Decía que había confesado sus crímenes y que ahora sí le creía, maldita vieja y maldito el blando corazón de Ana. Así que ahí estaba, deseando ir con ella pero no podía, uno de los dos debía quedarse con Claudia. Aunque todo el clan Zabat estaba junto, era el guardaespaldas. Claudia era especial, entendía la necesidad de Christos de mantenerla a salvo pues él se sentía igual con Ana.

Algunas horas después Christos llegó a su lado y por la ca

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