CAPÍTULO 91: SIN RASTROKatherine va más nerviosa que nunca en el auto de Michael. Se frota las manos una y otra vez, frías como el hielo, como si las hubiera metido en un congelador. No puede controlar los temblores, ni el nudo que se forma en su estómago. Mira de reojo el espejo retrovisor; Lucy está en la parte de atrás, con la mirada perdida en la pantalla del teléfono. No se atreve a dejarla sola ni por un segundo. El miedo de que algo le pase es lo único que la mantiene en pie ahora.Michael no dice nada. No necesita hacerlo. Comprende que Katherine está asustada, que lo que sea que ocurrió fue lo suficientemente grave como para que ella recurriera a él en ese estado. Solo la observa de reojo de vez en cuando, dándole su espacio.Cuando se estaciona frente al edificio de Katherine, ella siente un nudo en la garganta. No puede respirar. Todo se ve tranquilo, normal, como si nada hubiera pasado. Pero ella sabe la verdad.Baja la mirada hacia la ventana de su apartamento. No hay ra
CAPÍTULO 92: REUNIÓN DE EMERGENCIAGiulia nunca ha estado tan preocupada como ahora. Ese video puede significar muchas cosas, pero su instinto le grita que tiene que haber una explicación. Katherine jamás traicionaría a Anthony de esa manera, de eso está segura.La ansiedad le carcome los nervios. Camina de un lado a otro, sintiendo que todo sucede demasiado rápido. El ataque a la familia, lo de los Bianchi, la sospechosa reaparición de Chiara… y ahora esto.—Nada es coincidencia —murmura para sí misma—. Todo está conectado, pero no sé cómo.El sonido de su teléfono la saca de sus pensamientos.—Giulia Salvatore, el Nonno demanda tu presencia inmediata en la casona. Ahora mismo.Traga en seco, pero no deja que los nervios se reflejen en su voz.—Voy en camino.Sale disparada de la oficina, avanzando con zancadas rápidas hacia la puerta. Apenas la roza con la mano cuando Dimitri se interpone en su camino.—¿A dónde vas? —pregunta con el ceño fruncido—. Tienes que decirme qué está pasan
CAPÍTULO 93: RASTREOAnthony lleva horas buscándola. Primero fue a la comisaría para ver si estaba ahí con el detective, pero Michael no estaba. Luego condujo hasta su casa. Encontrarla no fue difícil; ya había investigado su dirección cuando el detective comenzó a husmear donde no debía, pero Katherine tampoco está ahí.Desde su auto, observa cómo Michael llega solo, se baja del coche y entra en su casa como si nada hubiera pasado. Anthony aprieta la mandíbula. No puede acercarse a preguntarle si la ha visto; sería demasiado sospechoso.—¡Maldit4 sea! —gruñe, golpeando el volante con el puño.Está solo. Dejó a Alessandro encargándose de conseguir las grabaciones de seguridad del vecindario, la última pieza del rompecabezas.Si Katherine no fue a la policía, como dijo, entonces ¿dónde demonios está?La duda comienza a carcomerle la mente, filtrándose como veneno en sus pensamientos. «¿Y si huyó porque sabía que descubriría la verdad? ¿Y si realmente me ha traicionado?»La posibilidad
CAPÍTULO 94: LA CONFESIÓNKatherine lleva diez minutos sentada en la cama, muda, inmóvil. Ha guardado ese secreto por tanto tiempo que decirlo en voz alta ahora, así de golpe, se siente como arrancarse la piel. No fue capaz de contárselo a Anthony, pero ¿qué sentido tiene seguir ocultándolo? Al menos una parte ya ha salido a la luz.Suspira, se enjuga las lágrimas con las manos temblorosas y mira a Giulia con miedo en los ojos.—Es una larga historia —susurra.—Tenemos tiempo. Solo yo sé que estás aquí, ni siquiera se lo he dicho a Anthony —le asegura Giulia con firmeza, dándole una confianza como nunca.Katherine asiente lentamente.—Está bien.Y entonces empieza a hablar.Le cuenta todo desde el principio: cómo Emanuele la engañó para alejarla de Anthony, cómo cayó en su trampa sin darse cuenta hasta que fue demasiado tarde. Le habla del ACV que él provocó en su vecina con esa intención, y luego… de lo peor.De cómo la drogó. De cómo la ató. De cómo la vi0ló sin piedad, sin importar
CAPÍTULO 95: SILENCIOGiulia sale del refugio con la misma cautela con la que entró. Sus pasos son ligeros, casi imperceptibles mientras avanza entre la penumbra, asegurándose de que nadie la siga. No enciende su teléfono ni hace llamadas, sabe que cualquier error, por mínimo que sea, podría delatar su ubicación.Camina varios kilómetros a pie antes de llegar a donde dejó el auto alquilado, estacionado estratégicamente lejos del centro para no levantar sospechas. Se detiene un momento, escudriñando los alrededores. No ha visto a ninguno de los sicarios de las otras familias, pero eso no significa que no estén allí. Sabe cómo trabajan: sigilosos, pacientes, esperando el momento oportuno para atacar.Cuando está segura de que nadie la sigue, abre la puerta del auto y se desliza dentro rápidamente. El chasquido del seguro suena más fuerte de lo que debería, pero no se permite dudar ni temblar. Tiene que mantenerse firme.Aprieta el volante con fuerza, sus nudillos palidecen bajo la tensi
CAPÍTULO 96: LA ÚLTIMA LLAMADAKatherine camina de un lado a otro en la pequeña habitación, el celular aferrado entre sus dedos temblorosos. Su respiración es errática, su mente es un caos. Su corazón le grita que lo llame, que marque ese número que conoce de memoria, que le diga la verdad y le suplique que la escuche. Anthony. Él la creería, la entendería. Él la protegería mejor que nadie. Después de todo, si Giulia fue capaz de encontrarla, cualquiera podría hacerlo.Se muerde el labio con ansiedad, sintiendo el sabor metálico de la sangre cuando lo aprieta demasiado. Insomnio, hambre, sed… la ansiedad se ha apoderado por completo de ella, pero lo único que anhela es escuchar su voz.Quiere pedirle perdón por haber dudado, por haber sido tan estúpida.Pasa una mano temblorosa por su vientre, acariciando su piel con delicadeza. Apenas hay cambios en su cuerpo, pero sabe que la vida dentro de ella crece día a día. Ya ni siquiera está segura de cuántas semanas han pasado. ¿O han sido m
CAPÍTULO 97: LA CONFIRMACIÓN DE SU MUERTEAnthony aprieta el botón de colgar con tanta fuerza que su nudillo se vuelve blanco. Siente el nudo en el estómago apretarse aún más, como si le hubieran dado un puñetazo directo al alma. Nada de lo que dijo era cierto, no la odia, mucho menos quiere matarla, pero tenía que decirlo. Tenía que hacerlo.Aun puede escuchar el sonido de los sollozos rotos de Katherine, hiriéndolo más de lo que está dispuesto a admitir. Cada lágrima que derramó del otro lado de la línea le costará muy caro, pero no podía confiar en que la llamada no estaba intervenida. Katherine lo contactó en su número normal, el que todos en la organización conocen. Un error fatal.Y para colmo, no está solo. En la sala, varios de sus hombres seguían con atención cada palabra que pronunciaba, como depredadores al acecho. Y entre ellos, Joseph.Bastard0.«Perdóname, cara mia», piensa, cerrando los ojos un segundo, antes de obligarse a recuperar la compostura.A su lado, Dimitri ap
CAPÍTULO 98: TE ENCONTRÉKatherine apenas logra dormir un par de horas. Su pecho duele con cada respiración y sus ojos hinchados parecen haber recibido un golpe. Su nariz está roja, irritada por tantas lágrimas, y el hipo ahogado en su garganta se niega a desaparecer. Aun así, se obliga a ponerse de pie, a recomponerse por su hija.Cuando sale del baño, Lucy ya está despierta, aunque sigue acostada de espaldas en la cama, con la mirada fija en el techo. Su expresión es distante, como si su pequeña mente estuviera atrapada en un lugar lejano. Katherine se desliza a su lado y la abraza con ternura, acariciándole el cabello.—¿Dormiste bien, amor? —pregunta con suavidad.Lucy baja la mirada hacia sus deditos y los entrelaza nerviosamente.—Sí… creo —murmura, pero su tono no tiene convicción.Katherine suspira, sintiéndose tremendamente culpable. Sabe que su hija está enojada, confundida y probablemente traumada por todo lo que ocurrió en su departamento.—Mi amor, necesito que hables con