Tras unas horas al teléfono con Benjamin Jones, Vivienne quedó con él en la exposición fotográfica de Annabelle.
La mejor amiga de Viv era una fotógrafa de talento y ésta era su tercera exposición. Anna ya había recibido el encargo de fotografiar a numerosos famosos, pero esta vez eligió un tema más sencillo y afectuoso: la familia.La noche siguiente, Vivienne salió de su piso como si estuviera lista para enfrentarse al mundo.
Llevaba el pelo rubio recogido en un moño deconstruido y vestía un traje sastre de pantalón rojo y americana, con una camiseta negra debajo y un par de zapatos de tacón con estampado animal. Su paseo fue elegante y llamativo, y cuando llegó a la galería donde Anna exponía sus fotos, Viv fue detenida para posar en las fotos por algunos de los paparazzi que allí se encontraban.Distra&iacu
Benjamin y Ethan se miraron al ver a Vittorio, y Vivienne se mostró incómoda cuando el hombre la llamó.- ¿Te encuentras bien? - preguntó Benjamin, mirando a la rubia mientras Ethan se ponía delante de Vittorio en un intento de protegerla.Viv suspiró, mirando a Benjamin y sonriendo mientras ocultaba sus emociones.- No me pasa nada. Sólo es un cliente mío. - replicó, mirando a Vittorio con frialdad.El italiano sintió la punzada, mirándola fijamente.- No te preocupes, hablaremos mañana. ¿Te parece bien? - dijo ella, y Benjamin y Ethan asintieron.Ambos se despidieron de Vivienne, pasando junto a Vittorio y dejándola a solas con él. Vivienne lo miró, se llevó la copa de champán a los labios y lo miró fijamente.- ¿Qué quieres, Vittorio? - preguntó ella, con tono irritado.Él suspiró, acercándose más a ella.- Sólo que me escuches. - respondió él. - ¿Es eso posible?- Dependerá... - Dijo ella, mirando a su alrededor.- ¿Depender de qué? - Preguntó sin comprender.- De cuánto quieras
Cuando llegan al piso de Vivienne, Vittorio se da cuenta de que las fotos de Matthew ya no están allí, sustituidas por las de Vivienne en Mónaco con Anna.Vittorio ya había estado allí una vez, pero Vivienne estaba borracha y él se ocupó de ella. Ahora era diferente.La rubia dejó el bolso junto al vestíbulo, caminando sobre sus tacones mientras se quitaba la americana y se dirigía al bar.- ¿Quieres tomar algo? - Preguntó sirviéndose un whisky.- Lo mismo que tú. - respondió Vittorio con las manos en los bolsillos del pantalón.Viv se llevó el vaso de whisky a los labios, pero al oler la bebida hizo una mueca de inmediato y se lo entregó a Vittorio.- Toma. Él cogió la bebida, dando un sutil sorbo mientras la rubia se sentaba en el sofá, indicándole el lugar que había a su lado.Disfrutando del calor del whisky, Vittorio se acomodó en el sofá junto a Vivienne. El ambiente estaba cargado de una tensión silenciosa, como si el aire estuviera impregnado de secretos no dichos. Miró a su
Mientras la besaba, Vittorio agarró con firmeza el muslo de Vivienne y tiró de ella hacia su regazo, permitiéndole acomodarse cómodamente sobre sus piernas. La proximidad física entre ellos se intensificó cuando ella se colocó encima de él, creando una conexión íntima y apasionada. Esta acción demostraba la intensidad del deseo mutuo entre ellos, así como su deseo de estar lo más cerca posible el uno del otro.Las manos de Vivienne subieron hasta la camisa de Vittorio, abriéndola rápidamente mientras él se quitaba los tacones de los pies, con la boca de ella aún sobre la de él en el beso.La boca de él descendió hasta los pechos de ella, saboreando su piel mientras tiraba de la camiseta negra que llevaba por encima de la cabeza. Le bajó el sujetador del mismo modo, dejando al descubierto sus pechos turgentes, que en ese momento parecían aún más grandes.A continuación, Vittorio desliza sus manos por la espalda de Vivienne, explorando cada centímetro de su piel suave y sedosa. Sus cari
Cuando se despertó, Viv abrió los ojos lentamente al sentir los dedos de Vittorio en su pelo en una suave caricia.Estaba tumbada sobre su pecho y era una de las pocas veces que se despertaba con él todavía en su cama, ya que Vittorio siempre estaba en el baño cuando ella se despertaba. La miró detenidamente, clavando los ojos azules en los suyos, mientras le daba un suave beso en los labios. - Buongiorno, Principessa. - susurró, estrechándola aún más contra su pecho. - Buenos días... -dijo ella con pereza, sintiendo cómo él se colocaba sobre ella mientras la besaba apasionadamente.- "Por mucho que quiera... - susurró contra sus labios. - Para quedarme aquí contigo, tenemos que huir. Ella lo miró sin comprender.- ¿Huir? - preguntó, sintiéndole hundirse entre sus muslos.- Nos vamos por la mañana. - le recordó él, recorriendo su cuello con suaves besos y mordisquitos.- No he aceptado viajar. - replicó Viv, gimiendo suavemente ante sus caricias-.- Pero ahora puedo convencerte...
Cuando el avión aterriza en la Toscana, Vivienne se da cuenta de que no están en Florencia como esperaba. El aeropuerto privado parece pequeño y, desde la ventanilla del avión, había divisado una pequeña ciudad que crecía alrededor de una gigantesca bodega cerca de la playa.Nada más bajar del avión, dos coches les esperan. Un Jeep negro en el que imaginó que Enzo iría con las maletas y un Lamborghini negro descapotable modificado de cuatro plazas.Vittorio la guió hasta el Lamborghini, abriendo la puerta para ella y Nicola, que se sentó en el asiento trasero y se puso el cinturón de seguridad.Mientras conducían por las carreteras que atravesaban los viñedos de los alrededores, Vivienne sintió una extraña opresión en el pecho cuando su memoria empezó a funcionar, rememorando una época que había pasado hacía
Viv sintió una extraña sensación al estar cerca de Francesca. Un sentimiento de nostalgia la invadió mientras caminaba junto a Vittorio por la casa.Se dio cuenta de lo agradable y cariñosa que era su madre con todo el mundo, incluidos los criados que paseaban por la casa todo el tiempo.- Tu madre es muy guapa. - comentó en voz baja a Vittorio.El hombre sonrió y besó el pelo de Viv mientras la abrazaba.- Sí que lo es. Es la mujer más hermosa de toda Italia. - Contestó con orgullo. - ¿Nunca se casó después de tu padre? - Preguntó con curiosidad, viendo a Francesca justo delante con Nicola.- No le faltaban pretendientes. Pero ella no quería casarse y creo que en parte es culpa mía. - confesó Vittorio en voz baja.- ¿Qué quieres decir? ¿Tu culpa? - preguntó ella sin comprender.- Bueno, después de la muerte de mi padre, dedicó toda su vida a mí y a llevar el negocio familiar. Yo era entonces un adolescente, lleno de rebeldía y desafíos. Creo que se preocupaba tanto por mí que no que
Vivienne regresa a la mansión y es conducida por Vittorio a la habitación donde iba a pasar esos días con él. La dejó sola y Viv aprovechó para darse un largo baño tras el viaje. Las paredes estaban cubiertas de una paleta de colores suaves, inspirados en las ricas tonalidades de los viñedos de los alrededores. Los suelos de madera pulida contribuían a la sensación de calidez y confort, mientras que los muebles, cuidadosamente seleccionados y hechos a mano, acentuaban la sofisticación de la habitación.La cama king-size, con suaves sábanas y lujosos edredones, era el centro de atención de la habitación. Su cabecero tapizado invitaba a momentos de relajación, mientras que los grandes ventanales ofrecían impresionantes vistas de los viñedos y las colinas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista.Una delicada araña de cristal sujeta al techo iluminaba suavemente el espacio, proporcionando una atmósfera romántica y serena. El mobiliario incluía un cómodo sillón, perfecto para sabo
La experiencia de sumergirse en las actividades cotidianas de la comunidad, como preparar comidas desde cero con las demás mujeres, proporcionó a Vivienne una rica visión de la vida sencilla que reinaba en aquel lugar. Desde el primer momento, se vio inmersa en una rutina que contrastaba vivamente con la lujosa vida urbana a la que estaba acostumbrada.Mientras ayudaba a poner las mesas y distribuía los platos, Vivienne se dio cuenta de que, por primera vez, estaba realmente conectada con el ciclo básico de la vida. Las animadas conversaciones y el calor humano que la rodeaban empezaron a disipar las barreras que el dinero y la posición social solían crear. Aprendía a apreciar las pequeñas alegrías de la sencillez.Sin embargo, este nuevo viaje no estaba exento de dificultades. Cuando una de las mujeres pasó con un guiso de pescado, el aroma que llegó a las fosas nasales de Vivienne desenca