Capítulo 926
Al ver el suelo cubierto de líquido amarillo, todos en el cubículo se quedaron petrificados. Con los ojos como platos y expresiones de asombro en sus rostros. Especialmente el joven de nariz aguileña, quien se quedó paralizado en el acto, pálido como un fantasma. Jamás habría imaginado que, después de presionar un par de puntos al azar, terminaría sufriendo de incontinencia. ¡Y lo más vergonzoso era que había un grupo de personas observando!

—¡Ah! Tras un breve momento de shock, el joven de nariz aguileña soltó un grito y, cubriéndose la entrepierna, corrió hacia la puerta. Cada paso que daba dejaba una huella manchada de orina en el suelo. La gente tenía expresiones extrañas en sus caras y sus ojos parpadeaban involuntariamente. Esto ya no era solo una vergüenza, era un completo deshonor.

—¡Pedro! ¿Qué diablos hiciste para dejarlo en ese estado? —Carmen se levantó de un golpe. Un simple médico se atrevió a jugar con un joven de noble linaje, era completamente inaudito.

—Como dije ante
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