Capítulo 898
—¡Chico! Sé que ustedes dos están coludidos. Si no quieres que le pase nada, ¡mejor suéltenla ya! —Liliana levantaba su espada, amenazando con voz firme.

Si no hubiera sido por la herida, no habría recurrido a este método de tomar rehenes.

—¿Por qué? ¿Por qué? —Julieta se desploma al suelo, llorando como lluvia, como si hubiera perdido el alma, murmurando para sí.

Al ver esta escena, Pedro frunció el ceño y finalmente asintió:

—Está bien, sueltas a Julieta, y yo perdonaré a tu discípulo mayor.

Dicho esto, hizo un gesto con la mano para que Rodolfo retrocediera.

—¡Lleven a su hermana mayor primero! —Liliana hizo una señal con los ojos.

Los discípulos del Palacio de Jade, como despertando de un sueño, rápidamente se llevaron a Marisol, quien tenía la pierna rota.

Rebeca se quedó al lado, vigilando a Rodolfo con cautela, temiendo cualquier movimiento sospechoso.

—¡Chico! ¡Te ordeno que me entregues el Sutra de Jade!

Después de que la gente se fue, Liliana no bajó su espada, sino que plant
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