—Yo...

Ulises intentó hablar pero se detuvo, al final soltó un suspiro ligero.

Si no lo hubiera experimentado personalmente, le resultaría difícil creer que en Ciudad U existiera un talento tan aterrador.

En este momento, sobre el ring.

La feroz batalla entre los dos luchadores se estaba intensificando cada vez más.

El hombre calvo y musculoso y la mujer con máscara estaban usando todas sus habilidades.

Al principio, luchaban con gran ímpetu, persiguiendo constantemente a Pedro.

Pero a medida que la pelea avanzaba, empezaron a sentir que algo no estaba bien.

Porque no importaba cómo atacaran o rodearan, simplemente no podían tocar a Pedro.

Sus movimientos eran como los de un fantasma, difíciles de predecir.

En momentos cruciales, siempre lograba evitar golpes mortales.

Una o dos veces podría ser suerte, pero a medida que ocurría más a menudo, la situación cambiaba por completo.

Era como si no estuvieran atacando, sino siendo manipulados.

Esa sensación era terrible, incluso causando un