Capítulo 690
La gran nieve seguía cayendo incansablemente.

En la oscuridad de la noche, bajo el viento furioso.

Una figura oscura se desplazaba a gran velocidad, huyendo desesperadamente.

Cada cierta distancia, las heridas de su cuerpo dejaban caer gotas de sangre, que en el suelo nevado florecían como rosas carmesíes.

—¡Ese maldito Horacio! ¡Casi me cuesta la vida! Afortunadamente, tenía un método secreto, de lo contrario, esta noche no habría escapado de la muerte!

Zenón, apretando los dientes, corría frenéticamente.

Tras asegurarse de que nadie lo seguía, finalmente se permitió un largo suspiro de alivio.

En su pálido rostro se dibujaba un matiz de terror.

El último golpe de Horacio, una onda de espada lanzada con la palma, era de una fuerza abrumadora.

A decenas de metros de distancia, no solo había destrozado su escudo, sino también la armadura oculta bajo su ropa.

Le había dejado en la espalda una herida profunda, visible hasta el hueso.

De hecho, si no fuera por la armadura, aquel golpe habr
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