Capítulo 296
Observando a Lourdes, que se veía lleno de vida, los médicos se miraron asombrados entre sí.

¿El mal que había desconcertado a todo un grupo de expertos fue curado con una simple pastilla?

¿Eso era exagerado, verdad?

¿Este pequeño objeto de aspecto insulso podría ser alguna píldora milagrosa?

—¿Podría decirnos qué era esa pastilla? ¿Nos permitiría estudiarla? —preguntó un médico calvo, incapaz de contener su sorpresa.

—¡Estudiar mi pie! ¡Lárgate!

Teresa le propinó una patada que dejó al médico calvo retorciéndose de dolor.

Sabiendo que estaba en falta, él no se atrevió a quedarse mucho tiempo y tuvo que irse con el resto del equipo, cabizbajos.

—¿Quién podría imaginar que una simple pastilla tendría efectos tan milagrosos? ¡Es realmente asombroso! —dijo Yolanda, asombrada.

Aunque la pastilla era fea y olía mal, su eficacia era indiscutiblemente buena.

—Aunque esta medicina costó diez millones, tengo que decir que valió la pena —expresó Teresa, visiblemente complacida.

—¿Qué? ¿Diez mill
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