Capítulo 136
Una ráfaga de viento cortante golpeó de frente, deformando los rasgos faciales de Adrián. Al enfocar su vista, descubrió que el puño de Pedro se había detenido justo frente a su pecho. Aunque había unos cuantos centímetros de distancia, la aterradora fuerza del puño aún sacudió su cuerpo, haciéndole toser sangre. Tan solo el viento del puño pudo causarle lesiones internas; era inimaginable pensar qué hubiera ocurrido si le hubiera golpeado directamente. Por suerte, se había arrodillado justo a tiempo, evitando una muerte segura.

—¡Misericordia! ¡Por favor! —Adrián, temblando de miedo, se arrodilló en el suelo y rogó frenéticamente, despojado ya de toda su arrogancia anterior.

Más que asombro, lo que llenaba su corazón en ese momento era terror absoluto. Al instante del impacto, su orgullosa "fuerza interna" fue despedazada como si fuera papel, sin capacidad para resistir. Todo su sistema de meridianos sufrió graves daños. Solo cuando hay una disparidad abismal de fuerza ocurre algo así
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