Capítulo 122
Mirando la cara altanera y triunfante de Paula, Irene apretó los dientes, pero finalmente se contuvo.

—Mujer hermosa, necesito la seta mágica para algo importante. ¿Podrías cedérmela? ¡Te ofrezco veinte millones!

Hizo todo lo posible por controlar sus emociones.

—¿Crees que porque tienes algo de dinero puedes conseguir mi seta mágica? ¡Sigue soñando!

Paula sostenía la caja de madera con aire arrogante.

—Tú...

Irene estaba tan enfadada que apenas podía contenerse.

¿Desde cuándo había tenido que aguantar tal humillación?

Al final, optó por lavarse las manos del asunto:

—¡Pedro! Ya no me importa, haz lo que quieras.

Ante esto, Pedro no tuvo más opción que hablar:

—Paula, ¿para qué quieres esta seta mágica centenaria?

—¡Eso no es asunto tuyo!

Paula lanzó una mirada despectiva.

—Les digo algo, aunque me lo imploren, no la venderé.

—Una seta mágica tan grande, si es para hacer un elixir, ni siquiera podrías usarla toda...

Antes de que Pedro pudiera terminar su frase, Paula lo interrumpió ru
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