Capítulo 120
—¡Paula! ¡No te enojes, no te enojes!

Yolanda rápidamente detuvo a Paula y dijo con una sonrisa conciliadora:

—¿Qué son unos pocos millones? ¿No puedo prestarte ese dinero? Todos somos familia; no hay necesidad de que todo sea tan incómodo.

—¡Mamá! ¿Por qué la estás consintiendo tanto?

Andrés frunció el ceño.

—Paula es mi única sobrina. Si está en problemas, ¿quién la va a ayudar sino soy yo?

Yolanda afirmó con decisión.

—Eso no es forma de ayudar.

Andrés estaba un tanto irritado.

—¡Cállate!

Yolanda fulminó con la mirada:

—¿Qué importa si uso mi propio dinero y no el de ustedes?

—Tú…

Andrés quedó sin palabras.

¿Acaso esta era realmente su madre?

Se comportaba mejor con un pariente que con su propio hijo.

—¡Mi tía es la que más me quiere!

Paula se iluminó de alegría al instante.

No era la primera vez que usaba esta táctica y siempre funcionaba.

—Por supuesto, ¿a quién voy a querer si no a ti? Vamos, vamos, entremos a comprar la seta mágica.

Yolanda tomó la mano de Paula y se adentraron
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