Mientras hablaba, agarró la muñeca de Pilar y la arrastró hacia afuera con fuerza.

—¡No! ¡No me voy! ¡Suéltame! —Pilar comenzó a luchar desesperadamente.

Ya le debía a Pedro una vez y no quería estar en deuda una segunda vez.

De lo contrario, nunca podría estar en paz en su vida.

—¡Pilar! Tu padre tiene razón, estamos cortos de tiempo, ¡vámonos ya!

—¡Sí, Pilar! ¡Es una cuestión de vida o muerte, no seas caprichosa!

—Si Pedro muere, muere. Con tal de que nosotros sobrevivamos, es suficiente. ¡Que él se sacrifique por la mansión de un general es un honor en su vida!

En ese momento, Modesto y Carmen, junto con otros, también comenzaron a persuadirla.

Si la vida de Pedro pudiera cambiar por su seguridad, sería una gran ganga.

—¡Si ustedes se van, váyanse, pero yo no me muevo! —Pilar no escuchaba razones.

—¡Insensata! —Héctor se enfureció, le dio una bofetada a su hija y gritó—. ¡No tienes opción a ser caprichosa hoy! ¡Tienes que obedecerme! ¡Alguien! ¡Arrástrenla!

Pilar, aturdida por el go