Capítulo 248
Yolanda intentaba desesperadamente ver algo frente a ella, pero no podía ver ni siquiera una sombra de la mano que Alvaro movía delante de sus ojos. La oscuridad era total y abrumadora, envolviendo todo en la habitación del hospital. La atmósfera se volvió tensa y helada.

—¡Luis! —gritó Alvaro, su ira añadiendo un frío gélido al ya tenso ambiente del hospital.

El Dr. Luis, con un escalofrío recorriendo su espalda, se acercó tembloroso:

—Señorita Yolanda, ¿puede ver algo ahora?

Su voz temblaba.

En ese momento, todos en la habitación entendieron la gravedad de la situación. El corazón de Yolanda parecía saltar hasta su garganta. Movió sus manos frente a sus ojos, solo para encontrar más oscuridad. Su mundo se derrumbó en ese instante.

—No puedo ver, no veo nada en absoluto.

La desesperación en su voz era evidente. Se suponía que era el día en que recuperaría la vista, ¿cómo era posible que no pudiera ver nada?

—Alvaro, Alvaro! —Yolanda extendió sus manos, buscando desesperadamente algo
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