Al entrar en la sala, me encuentro con una escena que me deja momentáneamente sin palabras. Noah está concentrado en analizar algunos papeles, completamente ajeno a la presencia de Amber, que se inclina sobre la mesa, exhibiendo un escote provocativo.

Parecen no notar mi llegada, especialmente ella, tan absorta está en tratar de llamar su atención. Respiro profundamente, manteniendo la calma, y camino decididamente hacia ellos. Mi voz corta el tenso silencio.

— Buenas tardes. — Les saludo, sin ocultar mi descontento.

Noah levanta la mirada de los papeles, sorprendido, y una sonrisa genuina ilumina su rostro al verme. Amber, en cambio, parece reaccionar con desprecio. Sus ojos gélidos se fijan en mí y una sonrisa irónica danza en sus labios.

— Hola, cariño mío. ¡Buenas tardes! ¡Qué maravillosa sorpresa!

— Noah, Noah… — Dice Amber, en un tono irónico. — Debe ser difícil mantener el control en casa, ¿verdad? Porque recuerdo cuánto te quejabas cuando aparecía de sorpresa.

— La diferencia,