— ¿Qué quiere que…? —El administrador de una de las tiendas de tatuajes más famosas de Atenas. Me regala una mirada como si me hubiese crecido otra cabeza —no puedo hacerle ese tatuaje, señora váyase de una buena vez y deje de hacer que pierda mi tiempo, así como usted al parecer ha perdido la cabeza…--no puedo evitar sorprenderme al escuchar sus palabras, en lo que no puedo evitar pensar que es ya un hombre de edad, y tal vez se siente escandalizado por mi pelicular pedido,  aunque está cubierto de tatuajes y tiene una expresión de asesino en serie mientras me habla, puedo ver que su mirada es dulce y hasta parece un buen tipo, en lo que solo se confirma que las apariencias engañan.

Parece un tierno y dulce osito cariñosito, uno muy tatuado y muy peligroso, no tengo ni la menor idea de locura está pasando por mi cabeza en este intente, tal vez sea mis nervios o el hecho de que este hombre tan grosero no quiere hacer el favor que le estoy pidiendo, es más le voy a pagar