CAPÍTULO 12

La alarma había sonado más de cinco veces y aún seguía en mi cama viendo el techo de mi habitación como si fuera lo mas interesante de este mundo, mientras tanto mi mente pensaba sin parar en un sinfín de cosas, logrando así cansarme y estresarme por lo que no podía controlar.

El futuro.

Las personas a mi alrededor.

Mis sentimientos.

La admisión a Oxford.

Mi padre.

De nuevo estaba sucediendo, de nuevo estaba siendo arrastrada cuando pensé que todo estaba bien, que mi salud mental estaba en su mejor momento, de nuevo estaba cayendo y esta vez no estaba él para sostenerme.

Algo que aprendí de la forma más dolorosa es que no puedes aferrarte a nadie en esta vida, ninguna persona puede ser tu ancla, nadie puede ser lo suficientemente indispensable en tu existir en este mundo… porque cuando se v

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