CAPITULO 71: DECLINO TU OFERTASebastián la miró en silencio, viendo la furia y la determinación en su voz.—Me lo quitaron, me robaron a mi hijo. Me hicieron creer que había muerto por seis años, ¿tienes idea de lo que es vivir con eso? Primero lloraba frente a una tumba vacía. Me culpé, día y noche, por no haber sido una buena madre. Luego, cuando el infeliz que pensé era el hombre que amaba, y el padre de mi hijo, me dijo que estaba vivo, sentí mi mundo derrumbarse. Esa es la maldita verdad, Sebastián. Nunca planifiqué nada, y creo que fue Dios o el destino quien me llevó a cruzarme con Nicholas, pero no me arrepiento, ¿sabes por qué? Porque ahora lo he encontrado, y te juro que nada, ni nadie me va a separar de él de nuevo, ¿entiendes? ¡Nadie! —dijo Isabella, con lágrimas en los ojos.Sebastián quedó en silencio y tentado a creerle, pero todo le resultaba demasiado irrisible. Se rio, como si lo que ella le acababa de decir fuera una broma.—Demasiado fantasiosa, mi amor —dijo Seba
CAPÍTULO 72: ¿Y SI ES INOCENTE?Sebastián miraba la fotografía de Nicholas y Sienna con una mezcla de nostalgia y amargura. La tormenta en su interior no se había calmado, a pesar de que amaba profundamente a Isabella. La imagen de ella con Elijah lo llenaba de furia y desconfianza. No podía creer en ella, no después de todo lo que había pasado. Sin embargo, una pequeña duda lo atacaba constantemente: ¿y si Isabella realmente era inocente como decía?El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Louis, su secretario, entró y le informó que el abogado que había solicitado había llegado. Sebastián asintió y le indicó que lo hiciera pasar.El abogado, un hombre de mediana edad con canas en las sienes y un traje impecablemente cortado, entró en la oficina con pasos decididos. Su porte seguro y profesional se reflejaba en su mirada aguda y en el apretón de manos firme que ofreció a Sebastián, dejando claro que estaba acostumbrado a ganar.—Señor Ashford, es un placer conocerlo —dijo
CAPITULO 73: NO TOQUES A MI MAMI.Sin pensarlo más, sacó su celular y la llamó. Le hizo señas al abogado de que le diera un momento y se dirigió al salón privado. La línea sonó unas cuantas veces antes de que Isabella contestara.—¿Sebastián? —dijo ella, con un tono de sorpresa en su voz.—Necesito hablar contigo ahora mismo —respondió él, con una voz cargada de tensión.—¿Qué pasa? Estoy con los niños…—Eso lo sé muy bien —interrumpió Sebastián, tratando de mantener la calma—. Quiero saber qué demonios haces con Elijah. ¿Por qué está cerca de mis hijos?Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea. Sebastián podía escuchar el murmullo de voces y el sonido lejano de risas infantiles.—Sebastián, no tienes derecho a exigirme explicaciones —dijo finalmente Isabella, con un tono duro—. No eres mi dueño ni tienes autoridad sobre mis decisiones.—¡Exigirte explicaciones, es lo mínimo que debería hacer! —Sebastián casi gritó—. ¡Estamos aún casados, Isabella! ¿Cómo puedes estar tan c
CAPITULO 74: ALGO LLAMADO: KARMA.—¡Estás engañándome con ella! ¡Admítelo! ¡Tienes algo con esa mujer! —En la mansión Becker, Amanda enfrentaba a Marcus con lágrimas de furia en los ojos.—¿Quieres dejarme en paz? Me tienes harto con tus celos, Amanda. ¡Harto! —Marcus fue por su chaqueta y las llaves del auto, su paciencia llegando al límite.—¿Harto? ¡Harta estoy yo! Harta de que me veas la cara, Marcus. Al menos sé hombre y acéptalo. Acepta que estás follando con esa maldita.Marcus apretó los labios y le dio una mirada de advertencia.—No te pases de la raya, Amanda, y ten mucho cuidado con cómo te refieres a ella, ¿está claro?Amanda rio amargamente, su risa llena de desdén.―¿Te duele que la llame como lo que es? ¡Una zorra! ―Amanda gritó, recordando cómo había visto a Marcus salir del departamento de Inesa. —¡Una zorra! Eso es lo que es Inesa, una maldita zorra.La bofetada no tardó en llegar. El golpe resonó en la habitación, y Amanda se sostuvo la mejilla ardiente, mirándolo c
CAPÍTULO 75: ¿YA TUVISTE SEXO CON ÉL?Las manos de Sebastián apretaron el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Cada risa y gesto de cercanía entre Isabella y Elijah era como una puñalada en su corazón. No podía soportar ver a Isabella en brazos de otro hombre, especialmente de Elijah. La imagen de su abrazo se grabó en su mente, alimentando su furia.No pudiendo soportarlo más, Sebastián salió del auto y se dirigió hacia ellos. Sus aplausos interrumpieron la atmósfera, haciendo que Isabella y Elijah se apartaran de inmediato.—Bravo, Isabella… —Sebastián escupió con desdén y celos—. No tardas mucho en encontrarte a otro, ¿no?Isabella tragó y respiró hondo, tratando de mantener la calma.—No es lo que piensas y, si así fuera, eres el menos indicado para reclamar, ¿no crees?—¿El menos indicado? —Sebastián se rio sin humor—. Claro, porque tú siempre has sido la víctima perfecta, ¿verdad? Mientras yo lucho por nuestros hijos, tú te diviertes con él.Elijah dio
CAPITULO 76: GRABADA A FUEGO EN SU ALMA.Después de que Elijah se fue, Isabella subió al departamento seguida por Sebastián. Durante todo el camino, ninguno de los dos dijo nada; sin embargo, la tensión era demasiado palpable entre ambos. Después de que Sebastián acostó a Nicholas, salió del cuarto y encontró a Isabella esperándolo en la sala, sus ojos llenos de una mezcla de tristeza y determinación.—¿Por qué viniste aquí, Sebastián? —la frialdad en su voz era palpable—. ¿Qué necesidad tienes de armar un escándalo? —Hizo una pausa, respirando profundamente—. ¿Al menos piensas en Nicholas?Sebastián dio unos cuantos pasos hacia ella con las manos en los bolsillos, su mirada cargada de emociones encontradas.—¿Estás con él?Isabella frunció las cejas y apretó los labios, tratando de contener la ira que sentía.—¿Eso es todo lo que te importa? ¿Si tengo una relación con Elijah? ¿Si me estoy acostando con él?Sebastián sintió una mezcla de emociones contradictorias. ¿Y si estaba equivoca
CAPÍTULO 77: NUESTRA DESPEDIDA. Sebastián acunó su nuca y ladeó la cabeza para profundizar el beso. En ese momento, sintió como si todo el peso del mundo se desvaneciera. Se sentía tan real, tan normal, tan ella. La familiaridad de su tacto le recordaba los días felices que habían compartido, antes de que todo se complicara. Si era un sueño o producto de su imaginación, no le importaba; solo quería mitigar su dolor y tenerla de nuevo entre sus brazos. Sus manos acunaron sus nalgas y la mujer gimió suavemente, frotándose contra él. —Te necesito… —susurró Sebastián, su voz quebrándose—. Te necesito, Isabella… Bajó sus labios y dejó un rastro de besos por su cuello, cada uno cargado de una mezcla de desesperación y deseo. Su lengua trazó la línea de su clavícula, y con una suavidad que contrastaba con su urgencia, bajó la manga de su vestido, siguiendo el camino hasta llegar a su pezón. Cuando sus labios lo rodearon, la mujer dejó escapar un suave gemido mientras enterraba sus dedos e
CAPÍTULO 78: APROVECHANDO DEBILIDADES.Un gemido escapó de Sebastián cuando abrió los ojos, sus sienes latían por el fuerte dolor de cabeza. Miró a su alrededor y se encontró en su habitación privada en la empresa. La habitación estaba en penumbra, con la luz del amanecer filtrándose a través de las persianas. La ropa estaba esparcida por el suelo, y el aire estaba cargado con el olor a alcohol y perfume. La sorpresa fue mayor al darse cuenta de que estaba desnudo.—¿Qué diablos…? —murmuró, apresurándose a levantarse y se dio cuenta de que estaba solo. Pero todo indicaba que había tenido relaciones con alguien, pero la mujer en cuestión no estaba.De repente, imágenes borrosas de la noche anterior comenzaron a aparecer en su mente. Sin embargo, no podía ver el rostro de la mujer.—Joder… ¿Con quién estuve? —Un breve recuerdo de Isabella apareció, y sus cejas se fruncieron—. ¿Isabella?Por un momento contempló la posibilidad, pero luego la desechó. Lo creía imposible debido a su situac