CAPITULO 121: ¡NO VA A CASARSE CONMIGO!El ambiente en el jardín de la mansión era alegre, festivo y romántico. Coraline sonreía mientras sostenía a su nieta, que llevaba un lindo vestido rosa. Rogert conversaba con algunos viejos amigos y Nicholas no se apartaba de la mesa de los chocolates. Sebastián esperaba en el altar, su rostro era nervioso y contenido. A su lado, sus padrinos y también sus amigos le daban ánimos.—Vamos, deja esa cara, ya te has casado antes, los nervios son para los inexpertos —se burló Giovanni.Sebastián solo le dio una mirada reprobatoria y el hombre se echó a reír. Mateo sí estaba preocupado; la expresión de Sebastián había cambiado radicalmente.—¿Qué te pasa? Estás tenso y nervioso —le dijo en voz baja.—Nada, estoy bien —Sebastián trató de tranquilizarlo.—Déjalo —Giovanni volvió a la carga—, está nervioso de que su futura esposa se arrepienta y lo deje plantado.Mateo contuvo una carcajada.—¿Isabella? ¿Dejarlo plantado? No, puede caerse el mundo, pero
CAPITULO 122: UNA PRUEBA.Se conectó al tercer tono.—Señor Ashford...―¡Son unos inútiles! —fue lo primero que dijo, estaba enojado y asustado.—¿Perdón? ―dijo el agente.—¡Lo que escuchó! ¿Qué clase de cuerpo policial son? ¿Escuchó el maldito mensaje que le dejé?El agente miró a su compañero, confundido.—La verdad no.—Pues no se moleste, yo le voy a decir. ¡La maldita loca de Inesa Philips está viva! ¡Viva!—¡¡¡¿Qué?!!!—Sí, así como lo oye. Llamó a mi mujer y la amenazó, y para colmo, por culpa de su ineptitud ¡se canceló mi boda!Las sienes de Sebastián latían, sus manos se apretaban tan fuerte que sus nudillos se volvieron blancos.—Qué clase de policía son, ¿eh? Llamaron para decir que era ella la quemada. ¿Y qué? ¡¿Resucitó como Jesucristo?!El agente estaba en shock.—Señor Ashford, no sé qué decirle. Las pertenencias eran de ella y el señor Phillips reconoció el collar y los forenses...―¡A la mierd@ sus excusas!¡No había malditas pruebas científicas! Y por su negligencia,
CAPITULO 124: FABRICA ABANDONADA. *** En el hospital, Inesa marcó nuevamente. Tenía varios teléfonos desechables, asegurándose de que fuera difícil rastrearla. Se metió en el baño de damas y se quitó la peluca pelirroja y los lentes de contacto. Había entrado en el hospital disfrazándose de enfermera y hasta hace un momento le había provocado una recaída al padre de Isabella, diciéndole todo lo que pensaba hacer con su hija. Los ojos llenos de miedo del viejo la hicieron sonreír. —Veamos si con esto entiendes que no estoy jugando, Isabella —murmuró antes de llevarse el teléfono al oído. Cuando escuchó su voz ahogada y llena de miedo, una sensación de victoria la embargó. —¿Ahora sí estás convencida? ¿O crees que estoy jugando? Isabella contuvo las ganas de maldecirla. —¿Qué es lo que quieres que haga ahora? —preguntó directamente. —Bien, Isa. Bien, así me gusta. Bueno, vas a ir a la dirección que te voy a dar. Y… escucha bien, vas a ir sola. ¿Entiendes? Sola. Hazlo por papi, m
CAPITULO 125: AJUSTE DE CUENTAS.Isabella detuvo el auto frente a la vieja fábrica, sus manos se negaban a soltar el volante, el miedo vibraba dentro de ella. Lentamente, se llevó una mano al vientre y cerró los ojos. Había sido imprudente, sí, pero no tenía más opción. ¿Cómo iba a vivir si su padre salía lastimado, o Nicholas, o su hija? Así que su única salida era confiar en que Sebastián llegaría a tiempo y pudieran finalmente atrapar a Inesa.Respiró hondo y abrió la puerta, salió del auto y luego caminó lentamente hacia el viejo edificio. Cuando entró, el lugar estaba medio oscuro y lleno de polvo y telarañas.—I… Inesa… —llamó asustada—. Inesa, ¡estoy aquí! ¡Sal!Pero nadie contestó. Isabella tragó saliva y continuó caminando.—¡Inesa! ¡Aquí estoy! Querías verme, bueno, ¡sal y arreglemos esto de una vez por todas!Nuevamente nadie contestó. Isabella comenzó a preguntarse si quizás no había sido otra trampa y ahora mismo Inesa estaba en el hospital lastimando a su padre. Justo cu
CAPITULO 126: EL FIN DE TODO.—¿Viniste por ella? ¡¿Por qué siempre ella?! ¡Maldito seas!—Inesa, escúchame —dijo Sebastián, dando un paso adelante lentamente, sus manos temblaban ligeramente—. Podemos resolver esto. Nadie más tiene que salir herido.—¿Resolver esto? —Inesa soltó una risa amarga y desquiciada—. No hay nada que resolver. Ella… ella me lo quitó todo. Y ahora, voy a quitárselo todo a ella.Sebastián notó la tensión en el aire, el peligro inminente. Miró a Isabella, sus ojos llenos de miedo y se dijo que tenía que ganar tiempo, tenía que mantenerla hablando hasta que el equipo SWAT pudiera intervenir.—Inesa, por favor —dijo, tratando de sonar conciliador, aunque su voz traicionaba su miedo—, sé que estás herida, sé que todo esto ha sido muy difícil para ti. Pero hacerle daño a Isabella no te va a devolver lo que perdiste.—¡Cállate! —gritó Inesa, sacando un arma y apuntando a Isabella—. No entiendes nada. Ella me lo quitó todo, y ahora va a pagar.En ese momento, Isabell
CAPÍTULO 127: BAJO LAS ESTRELLAS.La brisa suave de la noche hizo que las flores se agitaran suavemente en el jardín del hotel. Sebastián e Isabella caminaban entre los invitados, agradeciendo a cada uno por asistir al banquete de la empresa. Habían pasado varios meses desde el incidente de Inesa. Después de dar las declaraciones y que el juez diera por cerrado el caso, todos volvieron nuevamente a sus vidas.Rodrik, una vez que se recuperó, decidió vender las acciones que en un momento fueron de su familia. Se iría definitivamente a Londres, donde buscaría sobrevivir con el hecho de que había perdido a su única hija. Por eso, Sebastián adquirió el paquete de acciones y se convirtió en el dueño de más de la mitad de las empresas Ashford. La empresa había superado los tiempos difíciles y ahora, gracias al esfuerzo de todos, se encontraba en una posición de éxito.Mateo se acercó con Giovanni, compartiendo la alegría de su amigo.—¡Sebastián! Las acciones de la empresa subieron 10 punto
CAPÍTULO 128: UN AMOR SECRETO.Giovanni dejó el vaso vacío sobre la barra. Después de que Sebastián tocara su punto sensible, había ido allí para desahogarse, o mejor dicho, ahogar sus penas en alcohol. Lo que le había dicho a Sebastián era verdad; no tenía interés en ninguna mujer, la única que le importaba era Dayana. Y ahora su futuro con ella estaba destruido, porque por alguna razón, ella decidió abandonarlo.Alzó la cabeza y le hizo señas al barman.—Quiero otro —dijo.El hombre tomó la botella y sirvió otro trago de Macallan. En la entrada del bar, una mujer miraba a Giovanni con una mezcla de emociones: miedo y a la vez anticipación. Estaba allí por una razón, tenía que cumplir una orden; de ello dependía la estabilidad de su abuela.Adeline Winchester era la hija menor de Barlow Winchester y hermana de Dayana Harper. La razón por la que estaba asustada era porque tendría que hacer algo que nunca haría, ya que era demasiado bajo. Y la razón de sus expectativas era que el hombr
CAPÍTULO 129: ASUMIR LAS CONSECUENCIASGiovanni se movió ligeramente y suspiró al sentir el cuerpo cálido a su lado. Sus brazos apretaron suavemente a la mujer en sus brazos y sonrió a pesar de tener los ojos cerrados. En su mente somnolienta, la imagen de Dayana brilló y, por supuesto, pensó que la que estaba a su lado era ella. Por otro lado, la mujer que ya había despertado desde hace rato cerró los ojos y dos gotas de lágrimas cayeron. Sí, había pasado la noche con el hombre que amaba, pero él le había hecho el amor pensando que era otra. Escucharlo, gemir el nombre de su hermana mientras la poseía era lo más humillante que podía experimentar. Pero no tenía otra opción, cerró los ojos y se tragó su llanto.De repente, Giovanni se giró y la abrazó por completo, enterró la nariz en su cuello y aspiró su aroma.—Buenos días, nena… —le susurró con voz ronca y sensual.La mano de Giovanni recorrió la curva de su cadera y subió lentamente hacia arriba, bajando sobre su abdomen en busca