Cody
Al principio estaba sentado en mi cama, pero los nervios no me permitían mantenerme quieto así que comencé a caminar sin ningún sentido por mi habitación. Incluso me cambie de ropa dos veces, no sabía que era lo que debía de usar en una cita.
Sé que técnicamente es nuestra segunda cita, pero ahora todo era diferente. Ya no había un misterio de por medio entre Andrew y yo, nos conocíamos más y aunque me dije a mi mismo cientos de veces que debía relajarme, no podía.
Andrew dijo que pasaría por mí, tampoco me dijo a donde iríamos o que cosa íbamos a hacer, lo que solo ayudaba a incrementar mi nerviosismo.
Continúe caminando un rato más hasta que escuche el sonido de un motor detenerse frente a mi casa; mis manos comenzaron a sudar y todo yo temblaba.
Andrew había llegado.
Sacudí mi cabeza alejando mis pensamientos un poco, ya que necesitaba de toda mi concentración para no caerme mientras bajaba las escaleras. Antes
-¿De verdad nunca te habías subido a una moto? Habíamos llegado a un restaurante bastante lindo hace unos diez minutos, estábamos esperando a que trajeran nuestra comida cuando Andrew finalmente soltó esa pregunta que había querido hacerme cuando al bajarme de su moto casi caigo de cara contra el suelo. -Mi madre siempre dijo que eran peligrosas—me excuse apenado.-Mi madre dice lo mismo—explicó—Además, tampoco sabes andar en bicicleta. Ambos nos comenzamos a reír de nuevo, era curioso como éramos tan diferentes, pero también era agradable que eso no fuera un impedimento para llevarnos bien. -¿Quién te enseñó a conducir?—pregunte dándole un trago a mi bebida.-Mi padre. Siempre que Andrew mencionaba a su padre, una sonrisa y un aire de nostalgia lo envolvían. No era una mala sensación, no como cuando prefieres evadir el tema, sino, cuando quieres indagar en él. -¿Eran muy cercanos? -Fue mi primer mejor amigo. Me gusta
Cody Andrew me llevó a casa, estábamos parados frente a la puerta pensando en cómo despedirnos. Y es que, después de tantas confesiones, no estaba seguro de cuál sería la mejor manera de decir adiós. -Gracias por traerme Andrew—dije sonriente. -No agradezcas, lo hice con gusto. Su sonrisa y el tono siempre sincero con el que me hablaba llenaban mi corazón de algo que aún no sé cómo describirlo. Pero se siente bonito. Nos quedamos en silencio, mirándonos mutuamente. No estoy seguro si “incomodo” es la palabra correcta, pero el que ninguno diga nada me pone demasiado nervioso. -Entonces, ¿te veo mañana?—pregunté. -Sí, nos vemos mañana—respondió él. El silencio se hizo de nuevo. Ninguno se movió. Miraba al suelo, evitando la mirada penetrante de Andrew, sintiendo mi cara roja y preguntándome si debería entrar o hacer algo. Finalmente, Andrew me sonrió y se despidió sutilmente con su mano. Pero no llegó muy lejos, d
-¿Te sientes bien?—pregunta Andrew. -Sí—respondí tratando de controlar mis nervios—Es solo que, tu mamá…-¿Te molesta lo que dijo? Ese es el problema, no me molesta. El hecho de que crean que somos una pareja o que podemos llegar a ser una me hace inmensamente feliz. Pero, Andrew ya me ha besado dos veces y, no sé si tenga en mente formalizar lo que sea que tengamos. -No me molesta—aclaré—Es solo que… Tu y yo… Nosotros… Es confuso. Andrew frunció el ceño, pero, segundos después, su rostro se relajó, como comprendiéndolo todo. Su boca se abrió y espere ansioso escuchar que tenía para decir, pero las pisadas de Tocquer se escucharon viniendo hacia nosotros y no nos quedó de otra más que dejar la conversación para después. -¿Ya podemos irnos?—preguntó el pequeño emocionado. Andrew asintió gentilmente con la cabeza y Tocquer salió corriendo a esperarnos en la puerta. Tomé la mano de Andrew en un gesto que intentaba decirle que todo estaba b
Andrew Me quedé escuchando todo. En cuanto Tocquer le abrió la puerta a Cody, no pude moverme. Necesitaba saber que sucedía con él. Pero, lo que escuché, simplemente me hizo pedazos. Mi hijo, mi pobre niño estaba sufriendo por algo que no podía darle. Toqué la puerta suavemente y las dos personas que se abrazaban se separaron para verme. Los ojitos de Tocquer inmediatamente evitaron mi mirada y su pequeño cuerpo se encogió. -Cody, ¿nos das un momento? Cody asintió con la cabeza y se aproximó a la salida. Antes de salir, su mano le dio un apretón ligero a la mía como un pequeño apoyo. Camine hasta sentarme en la cama frente a Tocquer, sintiendo como el corazón me latía a mil por hora. -Entonces, ¿por qué no me dices exactamente qué fue lo que pasó en el parque? Extendí mis brazos hasta sentarlo en el medio de mis piernas y rodearlo con mis brazos, para que él pudiera recostar su cabeza en mi pecho. <
Cody Estaba sentado en la biblioteca de la escuela, tenía una hora libre así que decidí aprovecharla para revisar los trabajos de la clase de inglés. Andrew últimamente había mejorado bastante, ya no tenía que corregir sus errores o cambiar sus respuestas para ayudarle a tener un mejor promedio y eso me hacía sentir orgulloso de él. Aunque, estoy muy seguro de que tiene mucho que ver con la promesa que le hice, de que si mejoraba sus notas en inglés, le daría lo que él quisiera. Aun puedo recordar como brillaron sus ojos con la idea y lo roja que se puso mi cara cuando me dio un “pico” para irse corriendo a estudiar. -Sonríes demasiado. La voz seria de Dallas me sacó de mis pensamientos y me hizo voltear a ver a mi amigo que me miraba con desaprobación. -Lo siento—dije con una sonrisa más pequeña—Sabes, sonríes muy poco. -No necesito sonreír. Aunque no era un chiste, me hizo reír. Podía ser mi buen humor o el hecho
-Tío Cody—escuche a Tocquer llamarme mientras tiraba de mi saco—Tienes que ir con él. Andrew le sonrió a su hijo y al volver su vista a mí, me extendió su mano en un gesto tan lindo que mi pecho se calentó. Seguía sin poder moverme, así que Tocquer tuvo que tomarme de la mano y hacerme caminar, para que con su ayuda pudiera tomar la mano de Andrew. -Gracias Toc—le dijo Andrew guiñándole un ojo. Tocquer solo asintió y salió corriendo cerrando la puerta detrás de él. -¿Qué es todo esto?—pregunte mientras Andrew me conducía hasta mi asiento. -Es una cena con el mejor servicio, creí que el pequeño mesero lo había dejado claro. -Oh créeme, el pequeño mesero fue perfecto—Andrew tomó asiento frente a mí y pude apreciar mejor lo guapo que se veía. Un par de meseras trajeron nuestra cena y nos volvieron a dejar solos mientras cenábamos. Adoraba tener estos momentos con Andrew. Me gustaba la manera en que podíamos hablar de lo qu
Nunca antes había estado en una relación, y por supuesto que Rob no cuenta. No llegamos a ser realmente una pareja ya que afortunadamente me di cuenta de sus intenciones a tiempo y termine con él. Así que no tengo ni idea de cómo deben de ser las cosas. No sé hasta qué punto vamos “muy rápido” o “muy lento”. Ojala alguien me diera un manual para saber qué hacer en ciertas situaciones, como en este momento, en el que nos estamos besando en mi auto. -A-Andrew, e-espera.-¿De verdad? ¿Quieres que pare? Tocquer estaba en vacaciones de invierno, al ser más pequeño y no tener exámenes, salía mucho antes que nosotros, eso significa que Andrew ya no tiene que irse temprano de la escuela y puede quedarse una hora más conmigo. Una hora que aprovechábamos al máximo. -Pueden—intente hablar—Alguien p-podría vernos. Estábamos en la parte trasera del auto, pero no sé explicar cómo es que llegamos aquí. Estaba recostado en los asientos con Andrew sobre mí,
-¿Cody? ¿Puedo pasar? Estaba en mi habitación terminando una tarea cuando escuché a mi mamá llamar a mi puerta. -Adelante mamá. La puerta se abrió y mi mamá se acercó sonriente a mi escritorio. A este punto ya traía puesta su pijama, fue ahí cuando me di cuenta de que era demasiado tarde y se supone que debía de estar dormido. -¿Por qué sigues despierto?—preguntó preocupada. -Lo siento, es un ensayo para mis finales y quería terminarlo hoy. -¿Es para mañana?-No, la próxima semana. Pero…-¿Pero?—insistió. -Andrew me invitó a la feria este fin de semana con Tocquer y quería tener tiempo libre. Aparté la mirada un poco avergonzado de haberle confesado a mi mamá la razón de mi insistencia en terminar mis deberes. Sentí su mano sobre mi cabeza y me acarició con suavidad. -Cariño, estás muy enamorado, ¿no es así? Mis mejillas se calentaron con mayor intensidad y me encogí en mi asiento. -Mamá—me quejé.