Henry y yo permanecemos mucho tiempo en ese parque, hasta que mi celular suena.

Lo saco del bolsillo de mi pantalón, veo a la pantalla y es mi madre.

—Mamá —digo preocupada.

—Hija ¿Dónde estás? Fui a buscarte a tu habitación, hija no es tu culpa por favor ven ahora a casa—me suplica.

Su voz está entrecortada, después un silencio se escucha.

—No te preocupes mamá estoy bien, ahora voy a casa por favor ya no te preocupes—le digo con tranquilidad—Te quiero mucho mamá—cuelgo.

Guardo mi celular y después trato de ponerme de pie, pero Henry me sostiene con fuerza y no me deja levantarme, su rostro está en mi cabeza.

—Esto es tan bello—dice mientras acaricia su rostro con mi cabello.

—Me tengo que ir —digo en voz baja.

—Quiero estar contigo así —toma mis manos y las entrelaza con las de él.

—Henry por favor—volteo a mirarlo a los ojos.

—¿Qué? —dice sorprendido—Yo solo digo la verdad—me ve fijamente.

Henry aprovecha que