Capítulo 19
Aun así, Valentina quiso hacer un último intento. Tomó su teléfono y llamó a la madre de Armando, llorando por ayuda:

—Señora, Armando... Armando me está maltratando...

Su voz entrecortada dejaba espacio para múltiples interpretaciones.

Al escuchar la voz dolida de Valentina, Catalina se enfureció instantáneamente:

—Vale, espera, voy para allá ahora mismo. ¡Este muchacho, maltratándote sin querer darte tu lugar, yo no tengo un hijo tan insensato!

Catalina colgó rápidamente y se apresuró a llegar.

Armando miraba furiosamente a Valentina, con una expresión extraordinariamente sombría:

—¿Quién te crees que eres? ¡Cómo te atreves a calumniarme!

Ya no pudo mantener la compostura y agarró la mandíbula de Valentina con tanta fuerza que su piel se tornó morada.

Pero Valentina seguía aferrada a su teléfono como si fuera un decreto imperial, negándose a soltarlo.

Diego palmeó consoladoramente el hombro de Armando:

—No pasa nada, no le hagas caso, solo es un payaso insignificante. Mi madre no ser
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