Capítulo30 No te emociones de a mucho
¡Finalmente llegó!

El hombre miró a Ximena en el suelo, sus ojos brillando con una fría intensidad. Su mirada mortal se posó en Santiago mientras decía, con una voz que destilaba muerte.

—Santiago, eres bastante valiente al llevar a cabo mi captura.

Santiago se levantó rápidamente y se agrupó con sus secretarias, temblando de miedo.

—¡Tío!

Alejandro se acercó a él dando pasos cortos y, entrecerrando los ojos.

—¿Todavía recuerdas que soy tu tío, Santiago?

Santiago estaba asustado, tragando saliva nerviosamente. De repente, como si hubiera tenido una revelación, su mirada se fijó en Ximena.

—¡Tío! Es cierto, envié a mi gente para capturarla, pero ¡lo hice por ti! ¡No tienes idea, acabo de descubrirlo! ¡Esta mujer tiene malas intenciones hacia ti! ¡Te odia, hasta el punto de querer envenenarte! ¡Tienes que creerme!

Alejandro miró de reojo a Ximena, quien estaba de pie como si nada hubiera ocurrido, y curvó sus labios con una sonrisa burlona.

—Dado que eres tan atento, Santi
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