Capítulo1293
Samuel miraba fijamente a Ximena, incapaz de expresar las innumerables palabras que aún tenía por decir.

Después de un largo silencio, Samuel soltó la mano de Ximena y se levantó para dirigirse a la puerta.

Cuando su mano tocó el picaporte, volvió a mirar hacia la cama.

Sus ojos marrón claro, aún puros y sin rastro de maldad, solo reflejaban tristeza y arrepentimiento.

Luego, apartó lentamente la mirada y abrió la puerta con determinación.

Afuera, el guardia se sorprendió al ver salir a Samuel.

Samuel le dijo:

—Sé que no eres uno de mis hombres, pero no necesitas hacer nada. Bajaré a verlos.

Viendo alejarse a Samuel, el guardia inmediatamente avisó a Dolores:

—¡Señorita Olivares, Samuel está bajando!

Dolores recibió el mensaje y miró a Alejandro, que también lo había escuchado.

El rostro de Alejandro se ensombreció. Había oído claramente lo que Samuel le dijo a Ximena.

Ahora...

Alejandro apretó los labios, abrió la puerta del auto y bajó directamente.

Dolores tampoco intentó detenerl
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