Capítulo1194
Zacarías se atragantó un momento.

—Niña, la naturaleza tiene sus propias reglas, yo tampoco soy omnipotente. Además, yo como comida equilibrada, tienes que entenderlo bien.

Liliana inclinó la cabeza y preguntó:

—¿Significa que hay cosas que tú no puedes predecir?

Zacarías asintió en silencio.

Viendo que la situación no avanzaba, Ximena se vio obligada a mirar a Alejandro y le dijo:

—Tus guardaespaldas están afuera, ¿pueden intervenir rápidamente si hay algún problema?

—¿Quieres quedarte?— preguntó Alejandro, visiblemente molesto.

Ximena asintió.

—Si Liliana no se va, yo tampoco me siento segura. Mejor nos quedamos con ella.

Sin poder convencerlas a ambas, Alejandro se vio obligado a ceder.

Esa noche, a las diez y media.

Alejandro estaba sentado en la sala recién terminada la videoconferencia cuando escuchó un sordo estruendo afuera.

Sus ojos se estrecharon de repente, alarmado. Levantó la vista hacia la oscura ventana.

Y no solo Alejandro; arriba, Ximena también escuchó el ruido afu
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