Capítulo1184
Liliana miró alrededor de la habitación y finalmente sus ojos se posaron en Ximena. Con una voz ronca, la llamó:

—Mamá....

Ximena sintió un nudo en la garganta y acarició suavemente la mejilla de Liliana.

—Sí, mamá está aquí. ¿Cómo te sientes?

Liliana sacudió lentamente la cabeza.

—Estoy bien, mamá. Ya estoy acostumbrada....

Ximena contuvo las lágrimas que amenazaban con brotar. Durante el tiempo que no había estado con Liliana, no sabía cuántos sufrimientos había soportado su hija en este aspecto.

—Te dije que no bajaras del coche primero, ¡pero no me escuchaste!—Nicolás la reprendió con cariño y preocupación.

Leo tosió intencionadamente para interrumpir a Nicolás. —Nicolás, deja que Liliana descanse un poco.

Liliana no prestó atención a las palabras de Nicolás y, parpadeando, miró hacia un rincón de la enfermería.

—Tía... te veo...— susurró débilmente.

Todos siguieron la mirada de Liliana, pero no vieron nada en el rincón.

Alejandro se sentó al otro lado de la cama y le preguntó
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