Capítulo1135
Samuel mostró un evidente dolor en sus ojos. —Xime, lo que hice antes estuvo mal…—

—¡Cállate!— gritó Ximena. —Si realmente sientes que te equivocaste, ¡entonces entrégate a la policía!

Dicho esto, Ximena abrió la puerta del coche de un tirón y se sentó dentro. Damián miró a Samuel por unos segundos antes de abrir la puerta y subirse también. En poco tiempo, el coche se alejó, dejando a Samuel solo. Cada respiración lo llenaba de las palabras y el rostro frío de Ximena.

Se arrepintió. Se arrepintió de haberle disparado a Ximena y de haber confesado sus acciones demasiado pronto.

Mientras tanto, en la ventana del tercer piso del hotel, Alejandro observaba cómo el coche de Ximena se alejaba en la oscuridad. Un minuto después, oyó el sonido de una puerta abriéndose detrás de él.

—Señor.

Alejandro apartó la vista y miró a Dolores, que acababa de entrar.

—¿Por qué no enciendes la luz?— Dolores, aprovechando la luz del pasillo, caminó hasta la mesa y encendió la lámpara de pie.

—¿Por qué traj
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