—No lo hice a propósito, la persona que perdió fui yo. Después de todo...

Su voz se detuvo abruptamente, sonriendo suavemente en voz baja.

—Para mí, siempre eres la ganadora.

En ese instante, lo que la esperaba era la confusión y la ansiedad.

Muy consciente de que el programa en el que participaba era en formato de transmisión en vivo, Yaritza debía mantener la calma en todo momento.

Especialmente cuando se enfrentaba a David, hacía todo lo posible por evitarlo.

Si no podía evitarlo, también debía mostrar una expresión serena, sin dejar que Diego notara nada. Pero ahora, su corazón latía cada vez más rápido, y sus oídos se pusieron rojos involuntariamente, algo que no podía controlar en absoluto.

David entrecerró los penetrantes ojos, su rostro mostrando indiferencia. Se alejó con pasos largos, pasando junto a ella.

Ese gesto parecía tan despiadado, en marcado contraste con las palabras seductoras y profundas de antes.

¡Todo el personal presente quedó atónito!

David cubrió el micrófon