Sus ojos brillaban con frialdad, con una expresión bastante oscura. ¿Alejandro? Lo recordó.

David llevó a Yaritza hacia los asientos del público, donde se sentaron. Casualmente, al otro lado del pasillo estaba Diego. Desde que Yaritza apareció como la acompañante de David, su rostro comenzó a tornarse frío y sombrío...

En su perspectiva, David no era su tío, ¡sino un enemigo que competía por la persona que amaba! Durante ese tiempo, había enviado a Mosquito para seguir de cerca los movimientos de Yaritza, ¡pero cada vez solo escuchaba sobre la estrecha convivencia entre ellos dos!

Su corazón fue destrozado una y otra vez, lleno de múltiples heridas. No podía dormir por la noche, sufría de insomnio, y cada vez que cerraba los ojos, la veía a ella. Poco a poco, lo entendió...

Estaba siguiendo el mismo camino que Yaritza había recorrido anteriormente, experimentando su dolor y desesperación de antaño...

Diego contuvo el dolor en el corazón, frunciendo fuertemente el ceño. Sus ojos eran in