Somos lo que nos enseñan, o ¿Somos lo que aprendemos?
¿Quiénes somos?Somos si no quienes más, aquellos que aprendemos del dolor.- GTe amo, hija.
- ¿Papá? - Pregunto pero todo está en negro, hace frío. Quizás demasiado.
Siempre, he estado orgullosa de ti, mi pequeña.
- ¡Mamá! - Corro pero no sé a dónde ir. Siento algo mojar mis labios y mis manos viajan a mi cara, apenas la tocan éstas quedan empapadas. ¿Estoy llorando?
Perdón.
Todo se aclara de un momento a otro y me encuen
Minutos pasan, luego horas y sigo encogida bajo las mantas llorando en silencio y sintiendo culpa, la cuál poco a poco me come lentamente. Alguien abre la puerta y sé de antemano que es él, lo siento en mi pecho.- Isabel...-Susurra pero me escondo aún más en la cama.-Mipequeñarosa...-Dice y un sollozo sale de mi destrozada garganta. Siento su caminar y la cama se hunde tras de mí, siento un brazo pasar por arriba de mi persona y posarse justo en frente. Su cabeza se recuesta de mis hombros por segundos y dice.-¿Quéteapasadomipequeñarosa?Queteveosinpétalosygrandesespinasatualrededor.-Comienza a recitar.¡Oh!Mipequeñarosa,sitansólosupierasque&nb
Escucho cosas a lo lejos pero no me muevo, quiero seguir durmiendo estoy agotado.— Está en el acantilado. — Susurran entre sí duendecillos.¿Acantilado? ¿De quién hablarán? — Pienso.Tengo mi brazo arriba de mi cara evitando que la luz me queme más la vista, respiro profundo y me dedico a seguir durmiendo. Minutos después siento correr a mi alrededor gnomos con sus acompañantes silvestres, otros montando ciervos y algunas hadas volando.— ¡A saltado avisad a breeze! — Dice un enano de los bajos mineros.¿Saltado? — Me digo aún sin entender nada.Luego, como si lo hubiera estado esperando, un dolor aparece en mi pecho haciéndome abrir los ojos grandemente y llevo mi mano al origen del mismo. Me siento y mis orejas salen a relucir, escucho a lo lejos a una chica hablando y sé quién es.— Isabel... — Susurro.Disparado comienzo a correr hacia dónde me guía su voz y en el camino salto algunas rocas y en ese salto mi forma kitsune sale a relucir haciéndome facilitar el correr más rápido.
A pesar de que no está tocando el piso, sus pies se encuentran en puntillas y bajo de estos algo de césped verde aparece y ahí bajo de estos, apareciendo un pequeño tallo de flor de campana sale a relucir.— No lo sé madre, mejor dime tú ¿Por qué mandaste a Genosse a buscarme?—La desafío, pero ella sólo sonríe. Se aleja y vuelve a dónde se encontraba momentos antes. Queda arrodillada de espaldas a mí y, ésta está con la mirada perdida hacia el viejo sauce. Lửa se encuentra bajo las raíces del mismo rodeada en una prisión de agua protegida por una bolsa de aire dormida. Muchos rogamos porque siga así.— ¿Por qué está la mestiza aquí? — Exclama.— Mamá, te recuerdo que "Esa mestiza" es el amor de mi vida, y como portador del hilo dorado te exigo respeto. —— "Portador del Hilo Dorado" ¡Bah! Patrañas... — Dice aún estando de espaldas a mí. — Antes, odiabas esas malditas marcas. ¿Ahora? — Gira su cabeza y de reojo me ve. — ¿Ahora las defiendes? —Respiro profundo un par de veces me relaj
Nunca sabremos que nos deparará el destino, solo sabemos que hay un futuro y que nosotros somos constructores de él. Todo lo que hagas en un "Ahora" decidirá tu "Mañana"—GSin duda alguna, la pérdida de ambos padres puede ocasionar más que dolor. Puede ocasionar más, muchísimas cosas más. Puede decidir el rumbo de la vida del infante si éste aún es un pequeño, puede ocasionar grandes consecuencias en la vida de un adolescente que depende de ambos seres para poder saber qué camino tomar en su vida. Y, ya cuándo se pierden siendo adulto, se extrañan sus consejos, guías y compañía. Lo único que podemos decir es "Ahora estarán en paz" y los despedimos con amor y cariño, dolor y tristeza, pero sobre todo con orgullo.Digamos que éste no era el caso de nuestra protagonista.Bien podemos decir que Isabel no era una niña y sabemos de antemano que su posible futuro no estará perdido del todo. Pero, tampoco es una adulta la cuál aprendió, experimentó y fue aconsejada por sus padres.Isabel es
Y con una mirada de inocencia pura Isabel asintió. No podía Mentirle a Titania, o al menos, no sabía cómo.— ¿A dónde vamos? — Preguntó Isabel.— No lo sé, dime tú ¿A dónde vamos? —Preguntó de vuelta Titania.La pregunta descolocó a Isabel haciendo que se preguntara ligeramente¿Acaso estoy siguiendo a alguien que no sabe a dónde va?— Se dijo.— O mejor dicho querida Isabel. ¿A dónde piensas ir?— Concluyó Titania.Isabel palideció un poco y casi en un susurro respondió.— Quería ir al lugar en dónde conocí a su hijo. —Titania la observó por un par de minutos y riendo suspiró.— Isabel, no creo que hayas respondido mi pregunta. — Titania se detuvo un momento y se colocó frente a Isabel.La mencionada quedó confundida.— ¿No respondí su pregunta? —— No, claro que no. —Ambas parecían estar en un juego, e Isabel digamos que no estaba de ánimos para jugarlo y terminar de perturbar su cerebro.— Disculpe, pero en realidad no entiendo. — Se rindió.— A lo que me quiero referir mi niña, es
Nada jamás es lo que parecerá a primera vista. Los ojos son grandes cómplices del misterio y del engaño.— GEsto no puede estar pasando.Creo susurrar entre dientes. Mi cabeza la siento explotar y un zumbido se hace dueño de mis oídos, por momentos todo lo que logro ver a mi alrededor es oscuro. Poco a poco mi vista se adapta y pasa de ser una muy borrosa a una, al menos, aceptable para poder reconocer dónde estoy y sobre todo, con quién.Logro identificar dónde me encuentro, alzo mi vista al cielo y quedo estupefacta y sorprendida, de improvisto un terror invade todo mi cuerpo haciéndome sentir un horrible escalofrío.Todo está en negro y hay cenizas alrededor.El lugar dónde estábamos pasó de ser un lugar hermoso, pacífico y brillante a casi un lugar muerto.¿Dije estábamos? — Me repito y hago memoria.Titania.La madre de Alejandro estaba conmigo.Me siento, llevándome una de las manos a mi cabeza para equilibrar el peso y ayudarme a no irme de lado pero es algo difícil, cualquier
— ¿Qué? —— Y no sólo eso... No vino sola. —El elfo sale y voy tras de él mientras los demás guardias y generales toman asiento alrededor del mapa y comienzan a realizar esquemas de ataque o seguridad para el bosque.Logramos llegar a la entrada del castillo y quedo congelado. Un enorme oso negro de casi dos metros trae en su lomo a mi madre desmayada, y no solo eso, Isabel está también con ella.— P-pero... ¿Qué significa esto? — Digo confundido. Hago memoria desde que comenzó todo y algo hace click en mi mente. Isabel no estaba conmigo en la habitación cuándo desperté.— Alejandro... — Llama isabel con la voz entre cortada y al borde de las lágrimas.Siento mi pecho oprimirse y una angustia invade todos mis poros. Me acerco rápidamente y ella de un salto con una caída no muy buena, logra bajarse del gran animal y corre a mis brazos. Al atraparla la llevo contra mi pecho y ella toma mi camisa entre sus manos, está temblando y al igual que ella, puedo sentir el miedo y los nervios qu
¡Hola! Finalmente nos conocemos, es un gusto que una personita tan hermosa haya encontrado mi pedacito de mundo, un mundo que cree con amor, pasión, lágrimas y sueños. Me presento, Soy Genesis, la autora de esta historia y quisiera presentarte formalmente a mis dos primeros protagonistas Isabel y Alejandro, los cuáles lentamente me han contado la historia de su vida y sus hazañas y me pidieron escribirla para gusto de ustedes. Escribir Traición a la Sangre ha sido una aventura muy larga pero sobre todo hermosa ¡Y vienen muchas más sorpresas! Es sólo el inicio, de un nuevo universo... o quizás ¿Un puente entre realidades? Quién sabe ni yo lo sé, sólo sé que: Mis personajes tienen vida, corazón, mente y alma. Y cada uno de ellos, contará su historia ¡ME ENCANTARÍA SABER TU OPINIÓN DE LA HISTORIA! ¿Por qué no me dejas un comentario? Nos leemos pronto - Gem