Me di la vuelta y vi a Fiorella parada en la escalera, mirándome desde arriba como si fuera un bicho que podía aplastar con un dedo.Apreté los puños sin siquiera darme cuenta.Fiorella vio eso y se burló en mi cara.—Esmeralda, ¿ahora sí te arrepientes de haber sido tan atrevida la última vez?No le contesté, solo cerré los puños con más fuerza.Pensó que me quedaba callada por rabia, así que se rio todavía más, con ese aire de superioridad.—Ojalá esta vez aprendas que cuando hay que arrodillarse ante alguien, ¡hay que hacerlo!Ella venía de una familia importante y se había casado con la más poderosa de Blancheva. Nadie se le podía enfrentar.La última vez, en el hospital, yo sí lo hice.Eso la dejó tan ardida que usó a Tania para esto y voló desde donde estaba solo para verme hecha polvo.Pero, al ver que no me arrodillaba, se fastidió. Se le notaba en la cara.—¿Qué pasa? ¿No te das cuenta de que deberías estar de rodillas?—¿O necesitas que, como tu profesor recién salido del hos
La bufanda carísima que traía puesta también tenía varias pisadas marcadas.Toda su pinta estaba hecha un desastre.Después de que los guardaespaldas la ayudaron a ponerse de pie, se quedó un buen rato tratando de recuperarse.La última vez, en el hospital de Blancheva, solo le dije unas cuantas palabras fuertes y ya no pudo con eso.Ahora que la golpeé de verdad, se volvió loca.—¡Esmeralda, vas a ver! Juro por Dios que si no hago que te mueras, ¡entonces yo misma me mato!No entiendo de dónde sacaba el descaro para decir eso.Yo solo había hablado mal de ella, y con eso le bastó para mandar a mi abuela a terapia intensiva. ¿Se supone que yo debía tenerle miedo y rogarle de rodillas que me perdonara?¿Con qué cara se atreve?¿Quién soy yo? ¿Qué importancia tengo?Una cualquiera, y me le fui encima. ¡Le pegué!¡Yo, Esmeralda, le pegué!Fiorella estaba tan fuera de sí que sus ojos parecían salidos del infierno. Me miraba como si quisiera arrancarme la piel.Pero antes de que pudiera mov
—Señor Costa…Rita todavía quería seguir hablando, pero no le salieron más palabras apenas cruzó miradas con David.No entendía por qué, si él ni siquiera era el verdadero hijo de la familia Costa y había crecido lejos de Blancheva, había veces que su presencia imponía mucho más que la del original.Con solo una mirada te dejaba indefenso.David se acercó a mí con pasos largos.—¿Cómo está tu abuela?No podía ponerle buena cara. Todo esto, en el fondo, era culpa suya.David pareció darse cuenta de lo que pensaba, y sin que le preguntara nada, soltó:—Lo siento, Esmeralda.Y luego agregó:—Me enteré de lo que pasó con tu abuela y me apuré en traer al profesor Artino, el mejor en este tema. ¿Qué te parece si lo dejamos revisarla primero?Obvio que no iba a negarme si se trataba de ayudar a mi abuela.Así que fui de una a buscar al profesor y lo llevé con ella.David me conoce demasiado bien.Ni siquiera necesita verme para saber lo que pienso o cómo actuar para que no lo rechace.Pero es
Pero David, este impostor, ¿cómo se le ocurre?¡¿Cómo se le ocurre mandar a arrastrar a Rita sin ni una pizca de compasión?!Él y Esmeralda, esa maldita… son unos desgraciados criados en casas sin educación.Todos pura fuerza, cero cerebro.Ni una pizca de clase ni respeto por cómo se hacen las cosas entre la gente de clase.Rita, aunque era empleada, siempre se sintió parte de la élite por haber servido a la familia más poderosa. Por eso se creía de alto rango también.Para ella, la gente de dinero es refinada, educada, siempre midiendo lo que dice, lo que hace, pensando en cómo se ve desde afuera.Todo bien medido, bien pulido.Nunca había visto a alguien hacer algo tan directo, sin pensar en la jerarquía, ¡y mucho menos a alguien pegar así, tan de frente!No podía entender cómo alguien tan corriente se atrevía a levantarle la mano a alguien como Donati, que para ella estaba en otro nivel.Cuando se llevaron a Rita, David me tomó la mano.—No tengas miedo, yo estoy acá.Él quería cui
Fui descubierta por un tipo mayor cuando estaba pescando por la mañana. Accidentalmente su anzuelo se quedó enganchado en mi ropa, y por más que intentó, no pudo sacarme con su caña. Al acercarse, vio que yo estaba como que ahogada en el agua. Asustado, dejó caer la caña de pescar y salió corriendo a llamar a la policía buscar ayuda.Cuando la policía me sacó del agua pantanosa, apenas me quedaba un hilo de vida.Por lo que los médicos que participaron en mi rescate llegaron a pensar que yo no terminaría sucumbiendo a tal desgracia.Al notificar ellos a mi familia, ellos también me dieron por perdida y ni siquiera les importo nada.Sin embargo, de alguna manera, gracias a una resistencia y resiliencia increíble, logré sobrevivir por obra de milagro.Comparado con el dolor de la caída en ese instante, el tormento que sentí al despertar, con mi cuerpecito todo maltrecho, fue casi que insoportable. El cuerpo humano tiene 206 huesos, y yo tenía 108 vueltos nada. Los rápidos del rio me hab
Al ver los pedazos de vidrio en el suelo, el tipo al parecer se irrito. Su arrogancia hacía que la atmósfera del hospital se sintiera aún más fría.—¿Cómo se te ocurre hacer un berrinche en medio de un hospital? ¿Cuándo vas a empezar a comportarte como una adulta?Yo no respondí nada, solo no podía creerlo.¿Berrinche?¿Quién es él como para hablarme de esa manera?Parecía que iba a decirme más cosas, pero se acordó de algo.—Luna no quiere salir del hospital y ni siquiera volver a casa, ella se siente bastante dolida por tus dramas. Está tan triste que piensa irse. Hoy, no importa lo que pase, tienes que ir a disculparte con ella y convencerla de que se quede.Después, se me acercó rápidamente y trató de levantarme de la cama. Por reflejos, me aparté de él y de su mano.—¿Y quién es usted? ¡No le conozco y por favor no se me acerque!Aunque ahora podía moverme, mis heridas no habían sanado por completo, y tenía pánico de que alguien me tocara.El tipo se enojó.—Esmeralda, ¿qué estupi
Enterarme, de la nada, de que tenía un esposo me dejó dando vueltas en la cama, sin poder pegar los ojos del sueño. Así que decidí llamar a mi mejor amiga, Mila Picard.Aunque no había querido contactar con ella para que no se preocupara al saber que estaba gravemente herida, también me sentía aliviada de que ella no hubiera intentado contactarme en todo este tiempo. De lo contrario, seguramente habría descubierto lo de mi accidente.Sin embargo, en el momento en el que me contestó la llamada, no pude evitar sentirme un poco dolida y reprocharle:—¿Yo no te llamo y tú tampoco me llamas después de tanto tiempo?Han pasado más de dos meses. No sólo no me llamó ni una vez, ni siquiera me mandó un mensaje.¡Pero qué desconsiderada!Pensé que se sentiría apenada y me iba a explicar que había estado en algún lugar remoto haciendo investigaciones científicas, sin señal ni comunicación.Pero para mi sorpresa, después de un largo silencio, me respondió:—Esmeralda, ¿te olvidaste de que ya no so
Durante este mes de recuperación en el hospital, no me quedé de brazos cruzados. Hice que investigaran todo sobre la relación entre David, Luna y yo.Descubrí que David y yo nos habíamos casado por amor. Siempre pensé que había encontrado el amor verdadero.Por este hombre, no sólo entregué todo lo que tenía para ayudarlo con su negocio, sino que también abandoné mis estudios para ser una ama de casa y cuidar de su salud.Pero, ¿quién iba a pensar que todo lo que me dijo eran falsas promesas de amor?La persona que realmente amaba era mi hermana adoptiva, Luna.Desde que Luna regresó, todo cambió.En nuestro aniversario de bodas, él se fue con ella al Ártico a ver la aurora boreal.En mi cumpleaños, él la acompañó a la ciudad de Tokio a disfrutar de la romántica lluvia de flores de cerezo.En San Valentín, le regaló a Luna una casa llena de rosas rojas y un anillo de diamantes enorme, mientras que a mí sólo me dio un regalo que venía como extra con los obsequios que compró para ella.Y