—¡Pero no puedo hacer eso!

Aunque él me salvó, también me hirió muchísimo y muchas veces.

¿Debería simplemente dejar de lado todo el daño que me hizo y volver a amarlo como antes?

No quiero, no puedo, ¡tengo miedo!

Pero, al mismo tiempo, no puedo empujarlo lejos.

Cuando perdí la memoria, no podía entenderlo, pensaba que era imposible, que nunca sería tan ingenua.

Ahora solo puedo decir...

Quien nunca ha amado profundamente, jamás entenderá lo difícil que es dejar ir a esa persona que has amado tanto.

Especialmente si esa persona no solo te ha tratado mal.

También te amó de manera tan intensa y sincera, sin importarle su propia vida.

—Esposa mía, ¡espérame! ¡Espérame hasta que me recupere! ¡Espérame hasta que solucione lo de la familia Costa, y entonces podremos estar juntos y hacerles frente!

David me miraba con una sonrisa genuina.

Ya no era el hombre frío y distante que vi cuando entró.

Lo miré, sin saber qué decir.

Con estos sentimientos tan encontrados, lo despedí.

Después de su