Primera vez

Tres meses al lado de Darla,  han sido los más maravillosos de mi vida, tenemos una relación hermosa y perfecta en todo sentido, el amor que siento por ella cada vez es más fuerte, nunca pensé amar a alguien como la amo a ella.

Hoy es un día especial, mis padres y los padres de Darla harán una barbacoa en su casa, como estamos de vacaciones de verano y hace mucho calor, estaremos un buen tiempo en la piscina.

- ¿No te meterás, Darla? - pregunto dentro el agua, observando a mi novia  sentada en la punta de la piscina.

- No – responde moviendo sus pies dentro el agua,  parece aburrida, así que salgo del agua y la alzo colocando mis brazos a su al rededor.

- ¡Pato, no! ¿Qué piensas hacer? - pregunta con él ceño fruncido mientras salto con ella en mis brazos al agua-  ¡Noooooo, ¿Que hiciste?! – pregunta mientras comenzamos a reírnos y a salpicarnos.

Nadamos un largo momento divertidos, riendo y gozando el momento dentro el agua hasta que escuchamos desde el otro lado de la casa que nos llaman.

- ¡La comida ya está casi lista! – escuchamos gritar a la madre de Darla.

- Ya vamos – responde Rosaline y  Susana que salen del agua y tras ellas sale Dulce que es la hermana menor,  sé para sin decir nada y empieza a caminar trás de sus hermanas.

- ¿Dulce, está bien? - pregunto extrañado al ver su palidez y su tristeza.

- Si, bueno en lo que cabe, su problema del corazón la molesta, ni meterse a la piscina puede porque le produciría taquicardia - responde con tristeza.

- Que pena – respondo entristecido, después  la jalo a la orilla – ven – me acerco y la beso con intensidad, yo diría con mucha, suficiente para que mi cuerpo empiece a tener vida prueba... ¡mierda, me puse duro!, ¿y ahora? Qué vergüenza, sé que me sentirá, me separo rápidamente de ella un poco asustado y avergonzado creo que hasta estoy rojo.

- ¿Estás muy feliz de verme cerca, no, Mi amor? - pregunta con una sonrísa de picardía en su rostro.

- Este...- no se qué responder, definitivamente estoy muy avergonzado y ruborizado.

- ¡Darla, Patricio, de una vez vengan a comer!- vuelve a gritar la mamá de Darla interrumpiendo el momento.

- ¡Ya vamos mamá! – responde empezando a salir de la piscina, me mira y exclama – ahora no podemos hacer nada,  esta noche,  en mi cuarto...- después sonríe y me guiña un ojo.

- ¿Qué? – ¿Que dijo que? , espera, ¿quiere que tengamos relaciones? ¿Qué sea yo quien le quite la virginidad?, Ese instante no se qué responder ni como, estoy tan sorprendido que no me di cuenta que sigo con la carpa alzada.

- ¡Abajo muchacho! – exclama Darla mirando hacia abajo, ¡Que verguenza, por Dios! Después sale de la piscina, yo voy tras ella pero con una erección maldita, debo hacer algo con esto, no puedo ir así a comer, todos se darían cuenta,  entro a la ducha para quitarme el cloro de la piscina y ni modo, manuela servirá, pensado en que  esta noche estaré con ella, haremos el amor por primera vez.

- Pato, apúrate, tu madre y la mía están molestando  porque no vas a comer, por eso me mandaron a buscarte - comenta Darla un poco fastidiada tocándome la puerta de la ducha de la piscina.

- ¡Ya voy! – exclamo todavía intentando acabar, cuando por fin lo hago me visto a velocidad rayo y salgo como si nada, Darla está ya vestida con su deportivo esperándome en la puerta.

- Apúrate, - me mira parece que me analiza - ¿Tuviste que lavar a mano? - pregunta alzando una ceja?

- No digas eso - suplico sonrojado.

- Es obvio, estabas duro...

- ...Vamos a comer, - respondo tomando su mano para que nos dirijamos al otro patio donde están todos comiendo.

-Tranquilo, mi amor...esta noche lo haremos realidad - susurra en mi oído y mi mente vuelve a volar, tan solo logro pensar "esta noche"

Miro el reloj a cada instante, tengo una desesperación total,  ya quiero que sea de noche, después de comer, jugamos voley y otros juegos pero no logro concentrarme, estoy nervioso y ansioso, por fin a las seis de la tarde, mis padres deciden volver a casa y soy el primero en estar listo.

- Esta noche, dejaré la ventana abierta – susurra cuando se despide de mi – te espero, ya sabes que tienes que traer – la miro un poco sonrojado  ¿cómo pediré condones en la farmacia?

- Si, lo sé - respondo tranquilizando mis impulsos y la beso.

El viaje en auto ni lo sentí, tuve toda mi mente ocupada en lo que sucederá está noche y en todas las dudas que eso con lleva, ¡Joder, ni sé, por donde empezar!

Llegamos a casa,  estoy muy preocupado, y si lo arruino todo, no sé nada de sexo.

- ¿Qué te pasa, bro? - Claude nota mi preocupación.

- ¡Claude, me tienes que ayudar...!- exclamo nervioso.

- Dime ¿en qué? - pregunta sin comprender mi nerviosismo.

- Vamos a mi cuarto, no quiero que nos escuche mamá...- susurro en su oído mirando por mi espalda para cerciorarme de que nadie nos vea.

- ...Ok - subimos a mi cuarto cierro la puerta con seguro, se sienta en mi cama y me mira expectante esperando que comience - ¿Dime hermano que es eso tan importante?

- Esta noche, tengo una cita con Darla, será nuestra primera vez...- comento nervioso.

- ¡Por fin, bro!

- Tengo miedo fallarle, no sé nada de nada.

- A ver te explicaré ¿...ella es virgen, verdad?

- Sí...

- Dos vírgenes – se carcajea burlón – es como darle un celular a un mono – comenta sin quitar ese tonito fastidioso de su voz.

- No te burles, idiota...

- Está bien, lo primero, no tengas miedo, la vas a lastimar un poco y va a sangrar.

- ¿Sangrar? - pregunto asustado.

- Si, espera – me hace leer unos libros extraños y medio que en vez de tranquilizarme, me asustan – muévete dentro de ella, acaríciala, hazla sentir bien, somos animales Pato, como animales hay cosas que nuestros cuerpos ya saben y el sexo es algo natural, déjate llevar... espera- sale del cuarto y vuelve – los necesitarás – me pasa tres preservativos – tampoco es difícil usarlos, no es un experimento de la NASA – lo miro sin comprender el abre uno al ver mi confusión- lo jalas y te lo pones, simple Pato

- Ok - respondo rascándome la cabeza.

- Ohhh mi hermanito dejara de ser virgen.

- Hablas como si fueras el mayor, somos mellizos,  idiotin

- Pero yo perdí la castidad cuando tenía 13 y tú recién, así que conozco muy bien lo que te explico.

- Gracias, necesitaba tu guía - respondo colocando los ojos en blanco.

Llego la hora, me estoy muriendo de ansiedad, voy en mi auto hasta la casa de los Burkley subo por la arboleda que da al balcón de Darla, abro la puerta del balcón y ella salta a mis brazos. Un beso apasionado solo con ella como siempre, nuestro primer beso en el columpio  y ahora será nuestra primera vez, juntos, siempre juntos.

Le saco el pijama despacio, mientras ella sigue besándome y hace lo propio con mi camisa y el pantalón, cuando nos vemos desnudos, nos echamos en su cama, estoy nervioso acariciando su cuerpo y mirando sus ojos pardos hermosos.

- ¿Trajiste? – pregunta mirándome sonrojada mordiendo su labio inferior.

- Sí, mi amor – me paro y saco los preservativos, rasgo uno de ellos y hago lo que mi hermano me indicó, como dice no es un experimento de la NASA - ¿lista?

- Si – me subo sobre ella, mi corazón late a mil por segundo de la emoción, como dijo Claude creo que la parte primitiva del ser humano se apodera de nosotros en estos momentos, me entierro en ella de una estocada, ella se arquea y suelta un grito, me acomodo y comienzo a moverme dentro de ella, acariciándola, besándola, ella se abraza a mí, me desespero, me muevo más rápido, ella gime hasta que me dejo ir, cansado me echo sobre ella, ella acaricia mi cabello.

- ¿Estás bien?

- Si – mueve la cabeza asintiendo con una sonrísa en los labios.

Salgo de ella, como Claude me explicó, sangró y aunque me haya advertido, estoy asustado.

- ¿En serio? ¿estás bien? - pregunto todavía asustado.

- Si, Pato, le pregunté a Rosaline y me explicó que es normal que sangre, ok, no te miento, me duele un poco pero también es normal...- sonríe y me acaricia el rostro - gracias...

- ¿...De qué? - pregunto sin comprender.

- Por ser el primero...te amo...

- Y yo a ti, mi amor– la beso y la abrazo – el primero y el único - recalco.

Nos quedamos dormidos abrazados, despierto unas horas después y lo volvemos a hacer, el mejor momento de mi vida es este, siempre, con ella.

****

Firmamos el acta y por fin por las leyes Darla es mi esposa, después veré cuando nos casamos por la Iglesia, lo que nunca hice con Dulce.

- Por las leyes..los declaro...Marido y mujer, puedes besar a la novia Patricio.

Me acerco a ella y la beso apasionadamente como siempre me gustó besarla, atrás los bebés y la poca gente que está en el despacho de mi amigo aplauden eufóricamente.

- ¡Sí tienen tanto amor, váyanse a un hotel, es su noche de bodas! - exclama mi amigo.

- No es mala idea, podemos pasar una buena noche de bodas.

- Pato y ¿los niños? - pregunta preocupada.

- ¡De eso,  no hay problema! – exclama -  pasen a mi casa, les presentaré a mi esposa y a la nana de mis niños, se pueden quedar esta noche acá, para que ustedes pasen su noche de bodas, sin mayores preocupaciones.

Caminamos por los pasillos, subimos al departamento nos presenta a su esposa Elois, a la nana, y a sus dos hijos que son de las edades de Junior y Evangeline

- No se preocupen – toman el carrito de Dekran y de Sweet – nosotros nos encargamos de ellos, vayan a cenar y a pasarlo bonito, es su primera noche de casados.

- Gracias, - le doy la mano -  entonces volvemos mañana a recogerlos muy temprano.

- SI, de eso no se preocupen.

- Gracias, me los ven por favor – recomienda  Darla, dándole un beso a los bebés y abrazando a los niños.

- Por supuesto.

- Mañana pasamos – veo a mis niños – pórtense bien y cuiden a sus hermanos, acuérdense que son bebés tienen que verlos y cuidarlos.

- Si, papá – me besan todos, dándome un abrazo.

- Chau, mamá – después hacen lo mismo con su madre.

- Hasta mañana mis amores...

Salimos de la casa tomados de la mano, subimos al auto que alquilé y empezamos dando un paseo por Praga.

- ¡Definitivamente, estás loco...!- exclama sonriente.

- ¿Por...?

- ¿...Por qué no me contaste lo que ibas a hacer?

- Solo me gusta sorprenderte.

- Oh, ¿alguna sorpresa más por hoy?

- Si, acá en Praga hay lugares como en Alemania, ¿te animás a ir? , después nos iremos al hotel, tenemos el cuarto solo para nosotros.

- Si, por qué no, ya cometí la locura de casarme contigo - responde burlona.

- Muy graciosa...

Mira a la ventana del auto y se queda callada, sé que ese pensamiento no es para mí, ese pensamiento tiene nombre y apellido Ricardo Engels, sé que jamás se olvidará de él, no puedo meterme con ese recuerdo, aunque siempre he estado celoso y envidioso, lo único que he hecho es disimular todo este tiempo, no quiero que nunca se dé cuenta, sé que lo amó a él tanto como a mí y nunca podré cambiar eso, pero ahora es solo mía, así que esos pensamientos se quedarán guardados en mi corazón como en el suyo.

- ¿En qué piensas? - pregunto después de un momento.

- En nada, Pato, solo me puse nostálgica.

- Hubieras querido casarte con él ¿verdad?

- Estoy muy bien en donde estoy, - responde echándose en mi hombro - Pato, soy feliz a tu lado y te amo - responde dándome un beso.

Primero la llevo a un restaurante elegante como se merece mi esposa, a comer algo delicioso y a tomar champagne para celebrar nuestro matrimonio, salimos de ahí después de la cena y llegamos al Red Praga, entramos al local, primero unos tragos no mucho por que Darla está embarazada, nada de cigarro, lo único que quiero es pasarla bien con mi esposa, bailamos un largo tiempo, toqueteándonos como cuando éramos jovenzuelos, me gusta verla bailar, me coquetea, me provoca y es tan deliciosamente excitante, se da la vuelta y yo acaricio sus piernas por debajo del vestido, descaradamente, desde que estoy con ella siempre me gustó el contacto de su piel.

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