POV: MAXIMUS

—¿Ya no duele tanto, señor Bennett?

Su pregunta fue sincera e inocente. Yo quería decirle que me dolía como el infierno. Que dolía como si fuese el primer momento después de aquella ruptura, como si aun mi alma no terminase de asumir ni procesar lo que había sido el quebranto de ese acontecimiento que fue la muerte para una parte de mí.

Pero no podía.

La vida había seguido a mi alrededor; los árboles seguían dando su fruto y las aves seguían cantando en las mañanas; se suponía que yo también debía seguir viviendo. Sabía que yo también debía seguir mi camino, aunque me tuviese que recordar de respirar para no morir de pena en lo que fue el tiempo después de perder ese resto de humanidad que Savannah Grey se me llevó al traicionarme de esa manera tan cruel.

—No, Lucy, ya no duele tanto —le mentí sonriéndole para desviar su atención de la tristeza de mis ojos, pero ella me conocía bien. Ella podía no ser más que una niña que me veía esporádicamente, pero ella era de las per