Tic...tac...tic...tac, los días se pasaban rápidamente como las horas del reloj, ya había llegado año nuevo pero nadie en casa lo celebro, porque papá enfermo y lo tuvimos que internar en el hospital y para ser sincera yo también no tenía ganas de celebrar nada, en lo único que pensaba era en estar completamente serena y lucida en la boda quería demostrarle a Rosy, que su boda no me afectaba en lo más mínimo pero como lo lograría si cada vez que pienso en eso, me dan ganas de llorar y desaparecer del mundo para siempre ese asunto me tenía de mal humor, en realidad no era mal humor era desesperación en que todo eso acabara de una vez por todas. Mi plan se había arruinado con la postergación del viaje, pasaban los días y papá se recuperó ya faltaban 4 días para el tan grande y especial evento de nupcias de los enamorados todos estaban a correte&oa