Fiorella Bianchi

Cuando éramos niños me gustaba explorar la casa, bueno obvio no jugaban conmigo, en una ocasión Samanta me reprendió por que supuestamente le había jalado el pelo a Dana, cosa que era mentira siempre fue caprichosa y chantajista, corrí a esconderme y di con que el armario tenía una puerta, tenia escaleras angosta que terminaban en el jardín esta era mi habitación, este era mi secreto hasta que la loca de Dana se dió cuenta que desaparecía de mi habitación, no me delató pero lo que hizo fue encapricharse tanto con la habitación que me mandaron al ático los muy malditos.

Recorro el pasadizo al salir del alcanzó a verla correr en dirección al bosque, esta no se me escapa, corro tras de ella de los muchachos ni sus luces.

Se cual es su intención, es llegar a lado oeste donde se puede encontrar el bulevar, no soy de hacer ejercicio pero de que la alcanzo la alcanzo.

-La tomo de los cabellos y la jalo para frenarla como un caballo desbocado - ¿A dónde crees que vas imbécil?