EllaMe limpio las lágrimas de la cara y recorro la habitación con la mirada mientras recuerdo las palabras de Sinclair en mi mente. Todavía estoy enfadada con él por hacerme revelar mi ubicación, pero estoy decidida a escapar antes de que pueda ponerse en peligro viniendo hacia mí. Si hay alguna manera de salir de esta habitación, definitivamente la encontraré. ‘Déjame ayudar’, me dice mi loba con impaciencia, tan llena de adrenalina como yo. ‘Me estás ayudando’. Pongo los ojos en blanco.
Atentamente, Ella Sinclair P.D. Váyanse a la mierda.] Dejo caer el bolígrafo y me detengo a echar un vistazo a la bolsa que me traje del refugio. No quiero que me pese, pero no puedo permitirme perder las hierbas que me dio Adolpho. Agarro la pequeña lata, dejando el resto, y me la meto en el bolsillo. Vuelvo rápidamente a la chimenea y me meto dentro, con todos los nervios de mi cuerpo vibrando de emoción. ‘Lo conseguimos. ¡Esto va a funcionar!’. Mi loba aúlla de alegría y yo busco la
SinclairTras despertar de mi sueño con Ella, me pongo inmediatamente a trabajar para intentar encontrar una forma de entrar en el Palacio Real. Tengo la esperanza de que Ella pueda encontrar una salida por sí misma, pero no voy a dejar nada a la suerte. Llamo a Adolpho y a mi padre para que me informen sobre los pasadizos secretos mientras Hugo y Roger reúnen un pequeño ejército de nuestros mejores luchadores. Ninguno de nosotros ha dormido mucho desde la batalla y sé que ésta es otra de las t
Espero hasta una hora antes de que pase la hora límite del Príncipe para finalmente llamarlo y fijar nuestra reunión. Ya han pasado ocho horas desde que me desperté y supongo que si Ella no ha encontrado ya una salida, no lo hará. Utilizo el mismo protocolo de nuestro primer encuentro, prometiendo enviar la ubicación justo antes. Mientras tanto, movilizo a mi equipo al lugar de la entrada del túnel y envío escuadrones de refuerzo para rodear el palacio. Casi todos los miembros de mi manada están
EllaObservo las montañas heladas y entrecierro los ojos para mirar al cielo. El sol está en lo alto, a tan solo mitad de camino en su viaje diario de Este a Oeste. Eso significa que es mediodía... tres horas desde que encontré el pasadizo, según el reloj de la habitación. La hora límite del Príncipe no es hasta el anochecer, lo que significa que aún tengo tiempo para avisarle a Sincalir, suponiendo que pueda encontrar cómo volver a la ciudad. De repente me arrepiento de haber dejado mi bolsa
‘¡No!’, argumento inmediatamente mientras me toco el vientre. ‘No, a menos que no tengamos otra opción. Esas hierbas son el último recurso’. ‘No me gusta la idea tanto como a ti’, comenta apenada, ‘pero esto es de vida o muerte. Si tú no sobrevives, Rafe tampoco. ‘¡Ya sé!’, insisto ferozmente. ‘Pero no puedo... aún hay una posibilidad de que encontremos otra manera. Tal vez Sinclair pueda alcanzarnos antes de que sea demasiado tarde. Tal vez haya una cabaña en algún lugar de ese bosque... de
EllaMi dolor me mantiene despierta mucho más tiempo del que habría podido aguantar de otro modo. Estoy sola, así que no me molesto en intentar sollozar en voz baja, llorando mi desesperación en el aire de la noche. No estoy segura de cuánto tiempo tardará en producirse el cambio, pero rezo para que la violenta transformación genere suficiente calor y energía para permitirme sobrevivir. La posibilidad de que falle pasa por mi mente y, de repente, me pregunto si debería haberme dejado dormir, en
Sinclair lo interrumpe: "Te lo explicaré más tarde, tenemos que salir del bosque". Se levanta, me acuna en sus brazos y yo sollozo en su cuello. "C-c-cachorro". Gimo. "Lo m-maté". "Shh, pequeña", ronronea Sinclair, pero puedo escuchar la pena en su propia voz. "Vamos a llevarte a un lugar seguro. Joder, estás helada". Sale corriendo, y de repente entiendo cómo ha llegado tan rápido hasta mí. Incluso cargándome y corriendo en dos patas, él y sus hombres son cinco veces más rápidos que un huma